La cara de Yuki se pone roja como un tomate y se cubre la cara con las manos. —¿Cedric, de verdad eso es lo que debes decir ahora?
—Perdona mi lenguaje, pero quería que esta escapada fuera sobre nosotros. No es mucho lo que pido, pero cuando se trata de Liliana haría todo y cualquier cosa que ella quisiera. No se puede encontrar a un ser tan perfecto como ella para mí —hubo una llamada a la puerta y Cedric la abrió, bloqueando la vista de cualquiera al interior de la habitación.
—Lo sentimos por la espera. Les pedimos que vengan a la zona de espera —los chicos se inclinaron ante el hombre en la puerta.
Pasaba por ahí Karen, quien llevaba puesto un vestido rojo. Intentaba llamar la atención de Cedric, pero él cerró la puerta como si no la hubiera visto.
—¿Es nuestra hora? —Yuki se levantó lentamente.
—Por fin lo es. Parece que Karen todavía piensa que me tendrá por suyo —Cedric rodó los ojos y le ofreció su brazo a Yuki—. Vamos, ganemos esto juntos.
