—Decir algo tierno mientras estás debajo de mí solo hará que quiera romper mi resolución. Durante un rato, hasta que me pidas sexo no te lo daré. Como no sé si algo de lo que hagamos desencadenará tus recuerdos. Sé cómo te gusta pero por ahora no haré nada —Cedric se inclinó y la besó en los labios—. Los besos fugaces no cuentan.
Yuki comenzó a sonrojarse más y rodeó con sus brazos el cuello de él.
—No puedo salir de la cama por mí misma, llévame —Ella decidió que, ya que él se iba a abstener, actuaría un poco mimada y pondría a prueba su resolución tanto como pudiera.
Cedric la levantó y caminó de rodillas hacia el borde de la cama.
—Ahí llegamos al borde de la cama —Cedric se puso de pie y la elevó con él.
Yuki se aferró a él como un koala a una rama de árbol.