—¡Gracias, hermana mayor! —La niña ahora le hacía señas a Yuki—. ¡Mamá! La hermana mayor y el hermano mayor me ayudaron a conseguir los unicornios. No pude obtenerlos sin ayuda y la hermana mayor incluso me regaló los lápices de unicornio. Estoy súper feliz. —Sarah corrió hacia su madre y le mostró la bolsa llena de peluches.
—OH, bueno entonces —ella miró a la pareja y se inclinó ante ellos—. Lamento mucho mi grosería. No me di cuenta de que ustedes estaban ayudando a mi hija a conseguir los unicornios de los que no paraba de hablar. Gracias de nuevo por ayudarla.
—No hay problema, me preocupaba que lo tomaras de mala manera, nadie deja a su hijo correr por aquí sin supervisión. Mi nombre es Cedric y ella es Yuki. Solo estábamos saliendo a divertirnos un poco —Cedric presentó a Yuki.
—He tenido un horario diferente debido al trabajo y nunca había venido aquí antes —Cedric fue tan amable de traerme. Quería divertirme y relajarme —Yuki sonrió a la señora e hizo una reverencia.