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Courtney extendió su mano sobre la mesa y agarró un par de tijeras.
Michelle subió corriendo las escaleras y abrió la puerta. —¿Estás bien, Yuki? La voz de Michelle tembló y sonó profunda como la de un hombre. Michelle vio las tijeras en las manos de Courtney y casi pierde la compostura.
—Estoy bien, pero parece que hay algo en mi espalda que ha sobresaltado a Courtney.
—L-Lo siento. Se supone que debes estar muerta. Nadie pensaría que la fam- real... —Courtney fue interrumpida por la mano de Michelle que cubrió la boca de la chica.