La mañana siguiente, Xiao Tian, su madre y su tía viajaron al cuartel general de la pandilla del Loto Azul de Hielo. Al principio, solo quería llevar a su tía, pero como su madre insistió en venir también, Xiao Tian no tuvo más remedio que llevarla con ellos.
Cuando llegaron al cuartel general de la pandilla del Loto Azul de Hielo, Ye Qingyu y Ye Xueyin abrieron sus bocas sorprendidas.
—¿Esto es realmente un cuartel general de una pandilla? —exclamó de pronto Ye Xueyin—. Parece la casa de una persona rica.
—¿Compraste esta casa? —Ye Qingyu pensó de repente que Xiao Tian la había comprado porque era casi imposible que la pandilla tuviera un lugar tan lujoso como su cuartel general.
—No —respondió Xiao Tian de inmediato—. Sabes cómo me convertí en su líder, ¿verdad?
—Así que parece que varias familias ricas los apoyaron en el pasado —como su cuartel era lujoso, Ye Qingyu creía que las familias ricas los habían apoyado en el pasado.
