—¡¿Eres tú?! ¿Qué haces aquí? ¿Sabes que este es un aseo para mujeres? —preguntó furiosa Yi Wenxin.
El odio que sentía hacia él creció al ver a Xiao Tian en el aseo de mujeres. Para ella, Xiao Tian era un chico malo que necesitaba disciplina.
Por eso quería llevarlo a la estación de policía varias veces, porque quería disciplinarlo.
La expresión de profunda sorpresa apareció en el rostro de Xiao Tian cuando vio a Yi Wenxin.
—¡Mierda! Es esa loca de la oficial otra vez. De mil millones de personas en el mundo, ¿por qué tenía que ser ella? ¿Es este mundo demasiado pequeño?
Xiao Tian no pudo evitar maldecir en su corazón. No esperaba volver a encontrarse con ella tan pronto. No solo eso, sino que además se encontraron en el aseo de mujeres.
—¿Por qué entraste al aseo de mujeres? ¿Estás planeando hacer algo malvado? —preguntó enfadada Yi Wenxin—. Como pensaba, alguien como tú necesita ser disciplinado. Te daré una lección para que nunca vuelvas a hacer algo así.