Ye Qingyu y Xiao Tian permanecieron en la misma posición durante unos quince minutos. En esos quince minutos, ninguno de ellos dijo una palabra.
—Tian, quiero ver el río —aunque Ye Qingyu dijo eso, seguía abrazando a su sobrino con fuerza como si no quisiera separarse de él.
—Está bien —porque su tía seguía abrazándolo, Xiao Tian sabía que ella quería mirar el río mientras sentía el calor de su cuerpo.
Esto complació a Xiao Tian porque él tampoco quería dejar de abrazarla. Mientras seguía abrazando a su tía, Xiao Tian se levantó del asiento público.
Y porque no quería que su tía se cayera al suelo, movió sus manos de su cintura a su trasero. Luego, Xiao Tian caminó hacia la valla de seguridad antes de finalmente apoyarse con la espalda en ella.
Aunque no pudieron disfrutar del mismo paisaje, a Xiao Tian no le importó porque lo importante para él era poder abrazar a su tía.