—Solo al escuchar la voz, Zhao Sheng supo que era Lan Ruoxi, pero aun así, se giró para verla.
—En cuanto a Xiao Tian, aunque no tenía idea de quién era el dueño del Bar Flor Roja, sospechaba que la persona que acababa de hablar era la que Zhao Sheng quería presentarle.
—Y lo que Xiao Tian había adivinado fue cierto cuando vio a Zhao Sheng acercándose a ella. Sin esperar ni un segundo más, Xiao Tian también se acercó hacia ellos.
«Nueve de cada diez».
—Fueron las primeras palabras que vinieron a la mente de Xiao Tian cuando vio a la mujer de unos treinta y un años frente a él.
—Era una dama alta y hermosa. Sumado a su cuerpo sexy, era como un súcubo que podía hacer que cualquier hombre la adorara y estuviera dispuesto a hacer cualquier cosa solo para poder pasar unos minutos con ella.