—Después de tragarse el esperma de su hijo, Ye Xueyin se sentó en su regazo y preguntó —Tian, ¿disfrutaste del coño de madre?
—Sí. El coño de madre se siente tan bien —Xiao Tian respondió mientras sonreía. Aunque su madre estaba en sus treinta y tantos, Xiao Tian sentía que el coño de su madre todavía estaba apretado como el de una mujer en sus veintes. Y pensó, la razón de esto era porque su madre hacía ejercicio y comía comida saludable todos los días.
—Me alegra escuchar eso —dijo Ye Xueyin con alegría antes de enlazar sus largas y delgadas manos alrededor del cuello de su hijo—. Tian, quedémonos así otros cinco minutos. Madre quiere sentir el calor de tu cuerpo.
Xiao Tian tocó las mejillas de su madre y besó sus labios antes de entrelazar sus manos alrededor de sus caderas —De acuerdo. Abrazémonos durante cinco minutos.
—Gracias, Tian —aunque sabía que su hijo estaría de acuerdo con sus palabras, aún se emocionaba al escucharlo directamente de su boca.