Lan Ruoxi no respondió a la pregunta de Xiao Tian al instante y solo lo miró fijamente.
—¿Hmm? ¿Debo decir la verdad o no? —Lan Ruoxi vacilaba si debía decir la verdad o no.
—¿Por qué no respondiste a mi pregunta, dama Lan? Vamos, dímelo. No me ocultes nada —anteriormente, Xiao Tian se olvidó de preguntar la razón por la que Lian Xun decidió seguir haciéndole una espada.
No tenía una buena relación con Lian Xun, e incluso tuvieron una discusión antes de que él viajara a Pekín.
Eso era por qué Xiao Tian quería saber la razón por la que Lian Xun todavía decidió continuar haciendo una espada para él.
—Hmm... —Lan Ruoxi se tocó el mentón—. ¿Realmente quieres saber la razón?
—Sí —respondió Xiao Tian.
Cuando Lan Ruoxi vio la cara curiosa de Xiao Tian, de repente surgió en ella el deseo de burlarse de él.
—La respuesta es... secreto —Lan Ruoxi respondió guiñando el ojo izquierdo.
La comisura de los labios de Xiao Tian se retorció.
