—¿Entonces, qué quieres hacer ahora? —preguntó Xiao Tian.
Xiao Tian tenía una expresión fría, y una luz aterradora brillaba en sus ojos mientras aún estaba furioso por sus acciones.
Quería demostrarles que no temía nada. Nada en este mundo podría hacerlo temblar de miedo porque eso era lo que su padre le enseñó.
Una de las cosas que su padre le enseñó fue nunca mostrar debilidad frente a nadie, especialmente frente a sus enemigos.
Xiao Tian sabía que sus acciones podrían convertirlo en enemigo de la familia Qing, pero no mostraba la menor preocupación al respecto.
Primero, lo calumniaron, y segundo, hirieron a Crystal. Claro, la familia Qing era una de las familias influyentes en Pekín pero ¿y qué?
En ese momento, Qing Feng, el hermano mayor de Qing Xiulan, apareció no muy lejos detrás de ellos.
—¿Hmm? ¿Qué está pasando?
Qing Feng detuvo sus pasos instintivamente cuando vio a Xiao Tian discutiendo con Yi Yuan.
—¿Por qué está tan pesada la atmósfera allí?
