—Joven dama, ya sabes que soy un pervertido, ¿entonces por qué aceptaste que te cargara? —preguntó Xiao Tian—. ¿No te das cuenta de que puedo sentir la suavidad de tus pechos justo ahora?
Xiao Tian no se sintió avergonzado al decir esto porque creía que Lan Ruoxi ya sabía bastante acerca de él.
Habían sido amigos durante dos años y a menudo pasaban el rato juntos, así que no era difícil para ella conocer su personalidad.
En lugar de alejar sus pechos de la espalda de Xiao Tian, Lan Ruoxi pegó más su cuerpo, haciendo que él sintiera aún más la suavidad de sus pechos. —¿Qué tal? ¿Te gustó? —dijo ella.
—¡Me encanta! —Xiao Tian respondió al instante—. Es una lástima que no pueda tocarlos con mis manos.
En ese momento, Xiao Tian realmente quería sentir la suavidad de sus pechos con sus manos. Claro, habían dado unos cuantos besos apasionados varias veces, pero solo había sentido sus tiernos pechos una vez. Y fue solo por un corto tiempo.