—Tian, deja de fingir y deja ir a Qingyu —exclamó Ye Xueyin.
—Madre, ¿puedes cocinar el desayuno sin ella hoy? —respondió Xiao Tian todavía con los ojos cerrados.
—Como pensaba, ya estás despierto —afirmó Ye Qingyu después de escuchar las palabras de Xiao Tian.
—Es porque todavía quiero pasar tiempo contigo, tía —como antes, Xiao Tian replicó sin abrir los ojos.
Porque Xiao Tian deseaba pasar más tiempo con ella, Ye Qingyu miró a Ye Xueyin y habló:
—Hermana mayor, ¿puedes cocinar el desayuno sin mí hoy?
—Está bien —Después de decir eso, Ye Xueyin se dirigió a la cocina.
—¿Desde cuándo te despertaste? —preguntó Ye Qingyu.
—Veinte minutos antes de que tú te despertaras —Xiao Tian dio una respuesta honesta.
—¿Entonces por qué fingías estar dormido? —inquirió Ye Qingyu con curiosidad.
—Nunca finjo estar dormido. Solo cerré los ojos —negó Xiao Tian sin vergüenza.
Ye Qingyu le pellizcó las mejillas y sonrió:
—¡Travieso!
