Una vez más, Mu Huo no podía responder a la pregunta. Temía que Xiao Tian se enojara con él si les decía la verdad.
—¿Qué debo hacer? No sé qué responder.
En ese momento, Mu Huo lamentó no haberle preguntado nada a Xiao Tian la noche anterior.
Como Mu Huo no dijo nada, Shi Fei cambió su mirada de Mu Huo a los miembros de la pandilla Loto Azul de Hielo. —¿Hay alguno de ustedes que pueda decirme qué está pasando?
Todos los miembros de la pandilla Loto Azul de Hielo evitaron de inmediato la mirada de Shi Fei. Shi Fei era su fundadora, así que no se atrevían a mentirle.
Sin embargo, su líder actual era Xiao Tian, no ella. Eso los dejó sin saber qué decirle.
—Perdón, fundadora. No queremos que nuestro líder se enoje con nosotros más tarde. Nuestro líder nos ha tratado muy bien, no queremos defraudarlo.
Esas eran las palabras que aparecían en sus mentes. Aunque Shi Fei era su fundadora, aun así eligieron a Xiao Tian.
