Cuando el horario laboral terminó, Lin Xing Xue y Shi Fei entraron en su oficina. Luego, Xiao Tian se levantó de la silla y caminó hacia ellos con una sonrisa en su rostro.
Después de llevarlos a casa, Xiao Tian pasó la noche con su madre y su tía en el patio trasero. Por supuesto, durmieron en su habitación después de que les entró sueño.
El tiempo pasó rápidamente y una semana se fue en un abrir y cerrar de ojos. En esos siete días, Xiao Tian, Lin Xing Xue y Shi Fei habían reclutado a varios empleados para la sucursal de la empresa.
Aunque la tienda aún no generaba grandes ganancias, Xiao Tian estaba satisfecho porque la cantidad de clientes que compraban ropa en las tiendas aumentaba cada día.
