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Ella miró a su alrededor. Después de acostumbrarse al gran centro comercial con numerosos supermercados, era su primera vez en un mercado tan primitivo. A finales de los 70 y principios de los 80, el país todavía era muy atrasado. Incluso los artículos en el centro comercial eran únicos y no había muchos estilos para elegir. Pero para la gente de hoy, esto se consideraba de moda.
Pero uno tenía que obedecer las reglas si quería sobrevivir aquí. Ser demasiado radical no era hermoso, era un deseo de muerte.
Ella giró la cara, pero su pequeña boca se frunció involuntariamente. Sus ojos, oscuros hasta el fondo, se tornaron fríos, como una ligera brisa de marzo que no llevaba calidez, solo frialdad.
