La salida estaba cerca de un arroyo. Aguas abajo, llegaron a un pequeño pueblo mercantil y compraron un carruaje y tres caballos.
Su Xiaoxiao, Su Cheng y Su Mo tomaron el carruaje que conducía Bai Ze.
Jing Yi, Wei Liulang y Xiao Shunyang cabalgaron adelante.
Wei Liulang continuó liderando el camino.
Su Cheng levantó la cortina del costado y sacó la cabeza para mirar. Se sentó de nuevo en el coche, cerró la cortina y preguntó en voz baja —Hija, ¿por qué mi yerno no nos ha alcanzado? ¿Ocurrió algo?
Después de todo, ese era el territorio de la Sociedad del Loto Blanco.
Su Xiaoxiao dijo —Papá, no creo que sea así.
Ya habían pasado por el lugar más peligroso. Ella creía que Wei Ting no entraría en un lugar lleno de mecanismos. En cuanto a lo que pasaría si los discípulos de la Sociedad del Loto Blanco se encontraban con él, mientras Wei Ting revelara su identidad, ningún discípulo se atrevería a dificultarle las cosas.
A menos que el Maestro de la Secta viniera personalmente.
