Esta fue la primera vez en las dos vidas de Su Xiaoxiao como médico que el corazón de un paciente pudo recuperarse después de un paro cardíaco tan prolongado.
Esto fue simplemente un milagro.
—¿Estás vivo? —preguntó Su Cheng con lágrimas en los ojos.
—Es difícil decir —dijo Su Xiaoxiao.
Restaurar su ritmo cardíaco fue solo el primer paso. A continuación, tenía que operarlo. Esto era otra prueba seria y muy peligrosa.
—Entonces, ¿tengo padre o no? —se ahogó Su Cheng con agravio.
—Papá, sal por un momento. Voy a operar —dijo Su Xiaoxiao.
Su Cheng salió miserablemente, como una pequeña niña lastimosa que podía ser abandonada en cualquier momento.
Su Xiaoxiao se volvió para mirar su solitaria espalda y dijo:
—Papá, si es posible, llámalo desde afuera.
El proceso de la operación era extremadamente peligroso. No solo requería habilidades médicas exquisitas, sino también la fuerte voluntad y supervivencia del paciente. De lo contrario, todavía no podría sobrevivir.