—¿La Matriarca te lo dio? —preguntó Su Xiaoxiao.
—Así es. ¿No hace calor? Hay muchos mosquitos, así que todos en la residencia enviaron un sachet repelente de mosquitos —dijo Fu Su.
—Esto no es un sachet repelente de mosquitos —olió de nuevo Su Xiaoxiao.
—Eso es lo que ella dijo cuando me lo dio —se sintió agraviado Fu Su.
Todos no pudieron evitar mirar a Wei Ting.
Si este sachet se lo dio Fu Su la Matriarca Wei, habría un gran problema.
—Vuelvo a la familia Wei —dijo con calma Wei Ting.
—Iré contigo —Su Xiaoxiao se volvió hacia Yuchi Xiu—. ¿Puedes ir al Salón Número Uno y traer a mi maestro?
Hubo una tormenta destructiva en la capital. El suelo estaba mojado, y el agua salpicaba por todas partes conforme las pezuñas pisaban el agua empozada.
Los dos se detuvieron frente a la puerta de la familia Wei.
Al mirar la imponente profunda mansión, Wei Ting se quedó atónito por un momento. Sin embargo, al siguiente momento, volvió a la normalidad y entró a la residencia con calma.
