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Su Cheng estaba muy insatisfecho con las acciones de Qin Canglan de golpear a su preciado yerno. Su rostro inmediatamente se oscureció, indicando que la relación que había construido ayer había desaparecido.
Qin Canglan apretó los puños. ¡Él era el padre biológico de Su Cheng!
Cuando el Mayordomo Cen llegó al Callejón de la Flor de Peral para recoger a Qin Canglan, Qin Canglan ya estaba tan enojado que estaba autista. Se sentó solo en los escalones, sombrío, como un anciano solitario que había sido abandonado.
—¿Viejo Maestro? —El Mayordomo Cen movió su mano frente a sus ojos.
—No estoy ciego —dijo Qin Canglan.
—Está bien, ¿vas a subir al carruaje? —El Mayordomo Cen bajó la mano.
—Subiré al carruaje con una expresión sombría —subió al carruaje Qin Canglan.
—¿Qué estás...? —El Mayordomo Cen subió al carruaje detrás de él y lo miró confundido.
—Ese granuja de la familia Wei —le contó Qin Canglan acerca de ver a Wei Ting.
