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Después de la clase, Qin Yanran salió con la cítara.
De un vistazo vio el carruaje de su abuelo.
El cochero se inclinó. —Señorita.
—¿Abuelo te envió a recogerme? —preguntó Qin Yanran.
—El Viejo Maestro vino personalmente —dijo el cochero.
Los ojos de Qin Yanran se iluminaron.
Su abuelo quería mucho a los hermanos, pero su abuelo no era bueno expresándose y no podía hacer estos gestos afectuosos.
Qin Yanran lo disfrutó. Justo cuando estaba a punto de subir al carruaje y hacer una reverencia a su abuelo, escuchó al cochero decir, —El Viejo Maestro acaba de salvar a un niño y lo envió a su casa.
—¿Dónde está el niño? —preguntó Qin Yanran.
—Creo... está en este callejón. No me fijé de qué familia era —respondió el cochero.
No podía quedarse mirando a la espalda del Duque Anciano. Además, los pasos del Duque Anciano eran demasiado rápidos. En un abrir y cerrar de ojos, se había ido.
Siendo así del callejón, no debería tardar mucho.