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Ella sostuvo las manos de Dahu y Erhu mientras el perezoso Xiaohu estaba sostenido en los brazos del eunuco.
Xiaohu saltó y señaló hacia las luces grandes y brillantes. —¿Qué es esto?
—Es una luz larga —dijo amablemente la Emperatriz Viuda.
Xiaohu solo comprendió la luz.
También había luces en casa, pero no eran tan grandes.
—Vayan y enciendan una también —les dijo la Emperatriz Viuda a los tres pequeños.
El eunuco encargado trajo tres lámparas largas. Dahu, Erhu y Xiaohu hicieron lo mismo.
—Vengan, háganle una reverencia a su abuelo —pidió al eunuco encargado la Emperatriz Viuda y dijo a los tres pequeños.
Los tres pequeños estaban confundidos y se volvieron a mirar a Su Xiaoxiao, que no estaba lejos.
Su Xiaoxiao asintió ligeramente.
Los tres pequeños hicieron la reverencia torpemente.
Estaba oscuro. Era hora de que la Emperatriz Viuda regresara al palacio.
La Emperatriz Viuda no quería separarse de los tres niños y los abrazó fuertemente.
