Suzane comenzó a trabajar con sus tetas en la dura polla de Kiba. Hizo desaparecer casi toda entre sus enormes pechos, dominándola con la deliciosa sensación de su carne suave pero caliente.
—¡Extrañaba esto! —confesó Kiba.
—¡Ya lo veo!
Suzane sintió como su polla latía emocionada. ¡Sabía que sus tetas eran perfectas para envolver una polla grande como la suya!
Bajó su rostro y abrió la boca para tomar la cabeza de su polla entre sus labios.
Dentro de su boca, pasó la lengua por la pequeña abertura mientras no olvidaba frotar sus pechos en su eje.
Kiba sintió una ola de placer inundándolo, haciéndole erizar el fino vello.
—¡Has evolucionado tanto! —elogió Kiba mientras embestía su polla a través de sus pechos, empujando más su polla dentro de su boca. Ella lo aceptó con deleite y comenzó a chupar, su boca salivando de la emoción.