Zed completó los preparativos para la operación final en Kirstie. Con las Células de Degradación Genética extraídas de ella, su fuente sanguínea estaba recuperándose por sí sola. Pero los años de daño no podían deshacerse en poco tiempo. Necesitaba estímulos externos para superar las limitaciones naturales. Ahí es donde entraba en juego la operación final.
—¡Solo este paso y estaré completamente bien! —exclamó Kirstie con una sonrisa encantadora. Abrazó a su mamá y entró en el tanque de vidrio.
Rebecca sonrió. Ya no estaba preocupada. Los procedimientos más peligrosos habían terminado. Ahora era un paso comparativamente fácil, algo que su hijo genio podría manejar sin siquiera abrir los ojos.