Mientras Kiba emergía de la nada, una energía ilimitada surgía de él. Los elementos se postraban y la esencia del cosmos giraba.
—¡He tenido éxito!
Kiba apretó los puños y sintió un poder infinito fluyendo por sus venas.
Normalmente, tal sensación le llenaría cuando invocaba el Campo de Evolución, pero ahora estaba sin eso.
Lo logró al explotar más poderes de la Chispa Cósmica con éxito. Le otorgaron esta Forma Santa dominante.
Ahora más que nunca, sentía que podría hacer lo que quisiera y usar sus poderes para lograr cualquier efecto que deseara.
Era como si hubiera dado otro paso hacia la habilidad omnipotente conocida como Manipulación Cósmica.
Cerró los ojos y escuchó los susurros provenientes de la esencia del espacio, tiempo, realidad. Revelaban los secretos del cosmos y las habilidades mágicas que podía usar al utilizar su esencia.
Era solo cuestión de días antes de que obtuviera suficiente entendimiento para usarlas.