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Al día siguiente.
Era tarde en la mañana cuando Alistair se despertó. Tenía dolor de cabeza al recordar su primera noche de bodas.
—No pudo ser real, ¿verdad? —Alistair miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba durmiendo en un sofá.
Recordó completamente lo que sucedió después de que su amorosa esposa preparó el pastel de boda, y solo pensar en ello hizo que sus piernas temblaran. Se había puesto de pie, pero las escenas de la noche anterior lo hicieron colapsar instantáneamente.
—¡Esto no puede estar pasándome a mí!
Cada escena era como un cuchillo apuñalando su cuerpo y alma. Hacía hervir su sangre de rabia.
Alistair apretó los dientes y saltó. Salió de la habitación cuando vio que no había señales de su esposa.
Un minuto después, entró en el salón donde escuchó el sonido de risas suaves. Miró al salón y notó que sus padres estaban charlando con Meryl.
Los sirvientes estaban colocando platos lujosos en la mesa...