La habitación en la pantalla estaba hecha de capas de nueve materiales preciosos y raros: Bronce Celestial, Adamantina, Galio, Cronotón, Vajra, Piedra reparadora del mundo, Xinita, Misolzinil y Timonio. Esto aseguraba que la radiación del ataúd y la Chispa Cósmica no se disipara, protegiendo otras áreas de la destrucción.
De las paredes y el techo, cientos de haces láser brotaban, atacando un único punto en la Chispa Cósmica. Cada haz era tan grueso como un filamento, pero llevaba un poder destructivo suficiente para erradicar un sistema solar entero.
Sin embargo, la colisión de cientos de tales haces no creaba ni un solo rasguño. Luces coloridas florecían junto con ondas destructivas, colisionando contra las paredes, resultando en sonidos explosivos.