Tarde.
Kiba y los demás reanudaron su viaje. En el camino, se enfrentaron a algunas bestias salvajes de bajo nivel, pero no representaban un problema para el equipo dada su fuerza.
—Hay una Seta de Polvo Estelar en el área a la que vamos —dijo Amir mientras caminaban hacia adelante—.
—¡Ah! —exclamó Ruby con una gasp de sorpresa—.
Ella recordó que era uno de los productos que Kiba quería adquirir en el bosque antes de entrar al meteorito.
—Verdaderamente preciada, ¿verdad? —preguntó Mina a Ruby—.
Ella pensó que la reacción de Ruby se debía a la rareza y precio de la Seta de Polvo Estelar.
—Sí —convino Ruby honestamente—.
Ella sabía lo difícil que era encontrar y adquirir esa seta debido al ambiente en el que nacía.
—Tengo información confiable, así que podemos adquirirla sin muchos problemas —aseguró Amir en voz alta, como si estuviera preocupado de que Kiba y otros miembros temporales se arrepintieran—.
—Si tú lo dices —respondió Kiba, su voz contenía preocupación—.