—Zed fue al apartamento a robar objetos de valor, pero regresó con algo más que botín —se estableció un sueño para sí mismo.
—Esa noche soñó con robar algo más precioso que el dinero y los bienes —soñó con convertirse en un tipo de ladrón que el mundo nunca ha conocido.
—Por supuesto, en ese entonces él no sabía lo exitoso que sería en la persecución de su sueño —no era consciente del talento que tenía para idear planes poco convencionales para obtener lo que quería.
—Ni siquiera se imaginaba que llegaría un día en que la gente temería a su otra persona.
—Ahora, su nombre era sinónimo de donjuán y mujeriego —los padres temían la posibilidad de que sus hijas fueran seducidas por un hombre llamado Kiba.
—Los maridos, por otro lado, temían dejar a sus esposas solas y darle a Kiba la oportunidad de llevar a cabo su caza —el miedo a Kiba ahora se cernía sobre la Ciudad Delta...