—El hombre propone, pero Dios dispone —Tempestad reflexionaba para sí mientras aprendía esta lección por las malas.
Era consciente de que el pantano mutado era un maestro del disfraz y había planeado usarlo para humillar a Kiba —lamentablemente, su plan se volvió en su contra porque desconocía que el pantano estaba evolucionando y adquiriendo consciencia.
Antes, el pantano atacaba basado solo en instintos para satisfacer su hambre, pero ahora actuaba con una precisión calculada. Ahora se dirigía a presas que eran poderosas y útiles para su evolución —Tempestad encajaba a la perfección, mientras que Adira y Elara, que luchaban cerca, no lo hacían, ya que eran débiles y ya no útiles como sustento.
Por eso el pantano no las atacó a ellas ni a otros guerreros en los últimos meses, aunque ellos creían que era porque habían sido cuidadosos.