Los peces limpiadores tenían pequeños apetitos, así que terminaron de comer sus raciones en diez minutos y se nadaron en grupo.
Bluepool sopló una gran burbuja y los contuvo dentro de ella.
Lamiéndose los dientes, Bai Qingqing podía sentir que estos tenían una limpieza sin precedentes y se sentían muy suaves. No pudo evitar mostrarle los dientes a Curtis para presumir.
—Mira, ¿no están mis dientes blancos? —Ssss~ Curtis empujó su cola y se acercó más a ella, besándola con sus labios helados.
Como había extraños alrededor, Bai Qingqing lo empujó por reflejo.
Curtis no podía sostener a Bai Qingqing en su forma de serpiente, así que ella logró empujarlo con éxito. Sin embargo, su lengua estaba demasiado entrelazada con la de ella, haciendo que ella sacara la lengua al separarse.
Curtis retiró su lengua a regañadientes. Un hilo de saliva transparente se estiró, brillando bajo la luz del sol.
