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Curtis echó un vistazo a ella y no dijo nada. Luego se transformó completamente en una serpiente y se deslizó fuera del hueco del árbol.
—Qingqing, ¿tienes hambre? Iré a cocinarte algunos fideos —dijo Parker.
Bai Qingqing, cuyo apetito había sido excelente últimamente, sintió hambre al escuchar la mención de comida. Asintió repetidamente con la cabeza.
Dándose cuenta, alarmada, de que había engordado un poco últimamente, añadió:
—Pon más fideos y menos carne. Solo tomaré el caldo.
—De acuerdo.
Parker bajó inmediatamente. Como la lluvia era fuerte, aunque se había construido un pequeño refugio bajo el árbol, aún se podía sentir una llovizna desde el interior. A Parker le llevó un buen rato antes de subir al árbol con una mano, sosteniendo los fideos en la otra.
Se había empapado de nuevo. Y con la capa de agua de lluvia sobre el caldo, no estaba tan caliente.
Bai Qingqing le entregó a Parker un trozo de piel de animal y tomó los fideos con caldo de él.
