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Sin embargo, ¿no era esta lluvia un poco demasiado rítmica? Si no fuera por el hecho de que la atmósfera era demasiado solemne, Bai Qingqing habría estallado en carcajadas.
Esas manchas de gotas de agua eran pesadas y densas, y al golpear el polvoriento suelo, levantaban una nube de polvo. Los hombres bestia cercanos podían oler la tierra humedecida, y lágrimas de emoción brotaban en sus ojos.
—¡Aullido!
Ellos tomaron la iniciativa de hacer que todos aullaran. Ese sonido tenía un efecto contagioso, y muy pronto todos se unieron al aullido.
En medio de la lluvia, mientras los hombres bestia rugían, levantaban sus cabezas hacia los cielos para atrapar el agua de lluvia.
Así es, había comenzado a llover de nuevo. Incluso estos gritos caóticos hacían que la lluvia cayera.
Bai Qingqing se cubrió toda la cara con ambas manos. —Olvídalo, déjalos gritar de manera desorganizada. Con la lluvia cayendo tan rítmicamente, haría que uno sufriera lesiones internas—pensó.