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En el momento en que la sangre tocó la semilla, una fina grieta apareció de repente en ella, y de la semilla brotaron tiernos retoños verdes.
Las hojas verdes crecían a la vista.
Huanhuan se levantó y dio un paso atrás. Observó con los ojos bien abiertos cómo crecía hasta la altura de una persona en tan solo unos minutos.
Las hojas de un dorado pálido revoloteaban en el viento. Las ramas eran jóvenes y esbeltas, haciendo que el retoño pareciera muy adorable.
Huanhuan no pudo resistirse a extender la mano y tocar suavemente las hojas.
El retoño se balanceó y llamó con una voz infantil:
—¡Mamá~!
Huanhuan: "..."
¿Escuchó mal justo ahora? ¿Este pequeño retoño frente a ella en realidad la llamó mamá?!
Pequeño Diablillo sonrió con satisfacción:
—Felicidades por tener otro hijo.