Fue porque la pierna de Xuan Wei estaba herida que Bai Di pudo derribarlo tan fácilmente.
Él yacía de espaldas en el suelo. Miró a su hermano, que estaba sobre él, y dijo con calma —No esperaba que me encontraras aquí.
Bai Di dijo —Hay muchas cosas que no esperabas.
—Pensé que pasaría un tiempo antes de que nos viéramos de nuevo. Apareciste antes de lo que esperaba. Alguien debió haberte dado indicaciones.
—Eso no es asunto tuyo.
Xuan Wei suspiró —Parece que me tienes mucha hostilidad.
Los labios de Bai Di se crisparon y su mirada era fría —Usaste nuestra confianza en ti para matar a Huanhuan. Que no te esté matando ahora ya es el límite de mi paciencia.
—Lo siento por Huanhuan.
Bai Di permaneció impasible —Ella está muerta. Tu disculpa es insignificante.
Xuan Wei estaba muy calmado —No espero que me perdones. De todos modos, desde el día que cambié mi apariencia, estaba preparado para ser despreciado por todos vosotros.
