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Esos trozos de carne estaban negros y duros. Sabían a piedras y eran extremadamente desagradables.
Originalmente había planeado destruir esos fracasos y no dejar que nadie supiera de este asunto, pero no se esperaba que Lin Huanhuan apareciera de repente.
Todas las tonterías que había hecho habían sido descubiertas.
Huanhuan definitivamente lo despreciaría cada vez más.
Shuang Yun se sintió molesto y frustrado.
Lin Huanhuan se acercó a su lado y se sentó. Tomó el pedazo de carne que él estaba escondiendo detrás de su espalda y explicó con paciencia.
—La carne debe cortarse antes de asarla. Si pones un trozo grande de ella sobre el fuego así, fácilmente hará que el exterior se queme, pero la carne por dentro seguirá cruda.
Él puso cara y preguntó con rigidez —Entonces... ¿cómo debería hacerlo?
—¿Tienes un cuchillo? —preguntó ella.
Shuang Yun no tenía un cuchillo. Directamente mostró sus garras de lobo. —¿Estas servirán?
