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Zulu miró hacia el pequeño compartimento.
—Se ha ido —dijo Sally.
Zulu pensó por un momento y luego volvió a mirar a Sally. Al ver que su expresión no era tan relajada como cuando había subido las escaleras, se dio cuenta de que debía haber sido Jian, no Welly.
—Ya has tenido al niño. La pequeña Beibei también está bien. Aunque ha sufrido algunas dificultades, debemos seguir adelante —dijo Zulu mientras le servía a Sally una refrescante copa de Vino de Ciruela.
Después de beber el vino, Sally no quería hablar de Jian frente a los niños. —No hablemos de eso. Tengo algo para ti —dijo ella.
Sacó una caja de su Anillo Espacial. —Esto es un regalo del Tío Xiang, sus recetas recién desarrolladas —explicó.
Los ojos de Zulu se iluminaron inmediatamente. —Gracias, Yanyan. Es una lástima que mi talento sea limitado, y no pueda ir al Reino Divino a agradecerle al Tío Xiang personalmente. Aun ahora, con la ayuda de todos, apenas he alcanzado el Rango Santo y extendido mi vida.