Yu Yan y Yin Zang ya eran ambos de Rango Santo, pero su fuerza real, gracias a su rica experiencia de combate, era aún mayor.
Ahora era precisamente cuando Zi Qi necesitaba ayuda, y el regreso de los dos había sido un gran alivio para él.
Después de que los pequeños terminaron sus comidas, corrieron al jardín a cavar hoyos o volar en el aire, infinitamente entretenidos por sus juegos.
Sally masticaba un pedazo de cecina, la picante dulzura era robusta —Este es el nuevo sabor desarrollado por Zulu, bastante sabroso, deberías probarlo.
—Su Majestad nos ha ordenado proteger a la Hermana Su —dijo Yu Yan mientras tomaba un pequeño pedazo de la cecina y daba un mordisco.
El nuevo sabor era un poco demasiado dulce para él, así que después de probarlo, tomó el sabor original, que le pareció más suave.
