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—Emperador del Sur, por usted —le sirvió una copa de vino a Rong Ruo Pei Xuan.
Rong Ruo alzó su copa, sus ojos cálidos pero teñidos de un sentido de pérdida irreversible—. Estoy bien, solo vine a echar un vistazo. Es casi el cumpleaños de mi padre y escuché de casualidad que el Emperador de las Bestias estaba organizando una ceremonia de luna llena; pensé que había añadido otro a su prole. ¿Quién es este?
—Kunpeng de los Nueve Cielos, trillizos. Los dos mayores se parecen al Padre Bestia, como Kunpeng de los Nueve Cielos, y la pequeña se parece a ella —respondió Pei Xuan.
—¡Qué maravilla! —Rong Ruo tragó el vino, su mirada se posó en la pequeña Xiaoqi sobre la cabeza de Zi Qi, quedándose poco a poco fascinado…
—¿Tú eres el Padre Bestia de Xiaoqi? —examinó Qing Linghuan a Rong Ruo.
Habló sin reservas, acertando directamente en la identidad de Rong Ruo.
