Para resolver su propio caso de intoxicación alimentaria, Liu Zhao solo podía humillarse y pedir ayuda.
Cui Ruyun levantó una ceja —Está bien, entonces ordenaré a la cocina que lo haga ahora mismo.
Liu Zhao asintió vigorosamente —Sí, sí, sí, por favor... por favor apúrense, ya no puedo más.
De no ser por el miedo de ser llamado villano, la vista de Liu Zhao casi le hace reír a Cui Ruyun.
Cinco minutos después, más de una docena de tazones de sopa de frijoles rojos fueron servidos frente a Liu Zhao y su grupo.
Caliente y ardiente en la boca.
No les importaba el calor; tomaban la sopa y comenzaban a beber, indiferentes incluso cuando sus labios se volvían rojos por el calor.
Unos minutos después, toda la sopa de frijoles rojos fue consumida limpiamente.
Todo el mundo sacudía la cabeza resignados, sintiendo que Liu Zhao y su grupo estaban tan impulsados por su dolor que creerían las palabras de este joven doctor.
¿La sopa de frijoles rojos realmente podría curar?
