—Qin Hongyu sintió una ola de miedo después del hecho, ¡y si no hubiera sido por Chen Xuan, la bala de hace un momento probablemente habría atravesado su cráneo!
—Antes de que Qin Hongyu pudiera reaccionar, una luz cegadora brilló desde el costado.
—Era un enorme camión de volteo, cargando hacia ellos desde el lateral como un gigantesco rinoceronte.
—Primero balas, luego un camión de volteo, ¡los atacantes estaban decididos a matarla!
—¡Ayuda! —gritó Qin Hongyu alarmada, abrazando instintivamente a Chen Xuan a su lado, enterrando su rostro en su pecho, demasiado asustada para presenciar la escena ante ella.
—Mientras el camión de volteo se abalanzaba sobre ellos, Chen Xuan se mantuvo tranquilo y compuesto, girando ferozmente el volante mientras empujaba el freno de mano hasta su límite.
—¡Chirrido!