—¡La cara de Han Jingting se descoloró, conmocionada por la desfachatez de Pan Dayong!
Se apresuró a esquivar hacia atrás, evitando por poco el abrazo de oso de Pan Dayong.
Pan Dayong se lamió los labios, su sonrisa se volvía más lujuriosa. ¡Este juego del gato y el ratón solo servía para excitarlo aún más!
—¡Mira eso, veamos a dónde puedes correr, solo sé una buena chica y conviértete en mi mujer! —Mientras hablaba, Pan Dayong se lanzó hacia Han Jingting una vez más.
El cuarto privado era pequeño de por sí, y Han Jingting no había logrado correr más de dos pasos antes de que Pan Dayong la atrapara.
—¡Ven aquí, déjame primero probar qué sabor tiene la señorita Han, la belleza! —Pan Dayong se inclinó para besarla.
—¡Zas! —Antes de que Pan Dayong pudiera estampar un beso, Han Jingting, presa del pánico, le propinó una bofetada en toda la cara.
La expresión de Pan Dayong se torció instantáneamente en un gruñido.