Leonardo despertó antes del amanecer como era su costumbre, iniciando su ejercicio de rutina para mantener su cuerpo sano como había hecho desde sus nueve años cuando tuvo el accidente, basado en el entrenamiento militar de sus recuerdos en su vida pasada.
Después de completar su rutina, Leonardo solicitó la ayuda de los sirvientes para preparar un baño, el agua tibia ayudó a relajar sus músculos tras el esfuerzo matutino.
Tras vestirse con su impecable uniforme de capitán, Leonardo salió de su habitación y se dirigió al comedor donde el coronel lo esperaba para desayunar, la conversación durante la comida fue breve, centrada en los preparativos para su partida a Alvarado.
Cuando terminó el desayuno reunió sus pertenencias y se dirigió a los establos, allí los caballos estaban siendo preparados y su montura ya estaba ensillada.
Sin embargo, pronto notó la ausencia de su compañero, suspiró con fastidio, recordando dónde había pasado la noche Mateo.
Observó a un joven soldado del establo y le hizo señas para que se acercara.
"Necesito que vayas al burdel de la familia Dupont y traigas a mi compañero Mateo, no debería ser difícil encontrarlo" dijo con tono molesto.
El muchacho asintió sin hacer preguntas y salió corriendo, al cabo de un rato regresó con Mateo pisándole los talones, su amigo lucía agotado, pero con una expresión de satisfacción que dejaba claro que había disfrutado su noche.
Leonardo le entregó unas monedas al soldado en agradecimiento antes de que este se retirara.
"Espero que valiera la pena" comento Leonardo sin mirar a Mateo.
"Créeme, valió la pena" respondió Mateo con un tono agotado, pero con una sonrisa burlona que delataba satisfacción "¿Alguna vez has estado con tres chicas a la vez?"
Leonardo rodó los ojos, tratando de ocultar el leve toque de celos que sentía.
"Lo que digas, ya te divertiste, es tiempo de trabajar, apresúrate y arregla tu caballo, Quiero partir lo antes posible"
Mateo rió suavemente, pero obedeció, tras unos minutos de preparación, ambos hombres montaron a caballo, listos para dejar Veracruz y dirigirse al pequeño pueblo de Alvarado.
Mientras avanzaban por las calles de la ciudad, Leonardo fijó la mirada en el horizonte, con el sol comenzando a asomarse sobre los tejados de las casas de la ciudad.
"Vamos, si nos damos prisa, podríamos llegar antes de que amanezca mañana", dijo Leonardo mientras instaba a su caballo a acelerar el paso.
Mateo lo siguió, aun luciendo una sonrisa despreocupada, mientras los cascos de los caballos resonaban contra el empedrado de Veracruz.
Leonardo estaba emocionado de alcanzar finalmente el rango de capitán y tener bajo su mando una compañía, sabía que este era un paso crucial en sus planes futuros, aunque aún no era suficiente, sin embargo, el tiempo jugaba en su contra, pero ahora debía enfocarse en su nueva misión.
Al caer la tarde, cuando el sol se ocultaba detrás del horizonte, Leonardo y Mateo llegaron a las afueras de un pequeño poblado al sur de Veracruz.
Con sus aguas tranquilas, embarcaciones modestas y calles sin empedrar, el lugar ofrecía un contraste pintoresco con las ciudades más grandes, las casas con techos de teja y el bullicio reducido sugerían una población de alrededor de dos mil habitantes, este lugar era Alvarado.
A pesar de su tamaño Alvarado era un puerto estratégico en la región, conocido por su actividad pesquera y comercial, Leonardo con su mente estratega, percibió de inmediato su importancia militar gracias a los ríos, lagunas y su acceso directo al mar.
"Leonardo, mira" llamó Mateo, señalando hacia un campamento militar a las afueras del pueblo "¿Será ahí donde debemos presentarnos?"
"Solo hay una manera de saberlo, vamos"
Guiando a su caballo, Leonardo avanzó hacia el campamento, al acercarse un soldado de guardia salió a recibirlos.
"Saludos, capitán ¿En qué puedo ayudarle?"
" Buenas tardes, soldado. Soy el capitán Leonardo Leonez, Tengo órdenes de presentarme ante la 9ª compañía de infantería. ¿Podría indicarme dónde debo dirigirme?"
"Permítame llamar a mi teniente, él le dará las indicaciones necesarias"
Sin esperar respuesta, el soldado se retiró apresuradamente. Unos minutos después, el soldado regresó acompañado por un joven oficial, Leonardo notó por el uniforme y las insignias que se trataba de un teniente, el oficial que no tendría más de veinte años se acercó con pasos firmes para saludarlo.
"Capitán, soy el teniente Luis Pacheco, de la 8ª compañía de infantería de Veracruz, bienvenido a Alvarado ¿Es usted el nuevo capitán de la 9ª compañía?"
"Así es" respondió Leonardo mientras desmontaba de su caballo, sosteniendo las riendas con una mano."El coronel me indicó que debía presentarme aquí para tomar el mando de la compañía. ¿Puede indicarme dónde se encuentra la 9ª compañía?"
"Por supuesto, capitán, su compañía está al noroeste del pueblo cerca de la desembocadura de la laguna, pero si me lo permite, antes me gustaría llevarlo al centro del pueblo para que conozca a los otros capitanes"
"Me parece bien, guíe el camino"
Luis los condujo hacia una casa ubicada en el corazón del pueblo, al entrar en una sala amplia, dos hombres uniformados conversaban animadamente, al notar la llegada de Leonardo, se levantaron para recibirlo mientras el teniente Pacheco permanecía discretamente a un lado.
"Capitán Leonardo, un placer conocerlo, soy Sebastián Villagrán capitán de la 8ª compañía y responsable de la defensa de Alvarado" El hombre de cabello negro y rostro severo, estrechó firmemente la mano de Leonardo"
Parece que ya ha tenido el honor de conocer a mi segundo al mando, el teniente Pacheco"
"Así es, capitán Villagrán, hemos intercambiado unas palabras"
El segundo capitán, un hombre joven de unos veinte años, cabello negro y una barba bien recortada, se acercó para estrecharle la mano.
"Tomás de Lara, capitán de la 10ª compañía, es un honor conocerlo capitán Leonez, si en algún momento necesita algo, no dude en pedírmelo"
"Gracias, capitán de Lara"
"Por favor, llámeme, Tomás" replicó con una sonrisa "Siempre y cuando no le moleste que lo llame por su nombre, capitán Leonardo"
"No tengo ningún problema capitán Tomás" Leonardo asintió, correspondiendo al gesto con una ligera sonrisa.
"Por favor, Capitán Leonardo, tome asiento para que podamos conversar" el capitán Villagrán hizo un gesto cortés hacia una silla frente a la mesa, invitándonos a sentarnos.
"La defensa en Alvarado es, en teoría, sencilla" comenzó a explicar Villagrán, su voz grave resonando en la habitación "Contamos con tres compañías defendiendo este puerto estratégico, una se encarga del camino al oeste, otra está posicionada al noroeste, junto a la desembocadura al mar y la última mantiene vigilancia en el pueblo"
Hizo una pausa, entrelazando las manos sobre la mesa mientras su mirada evaluaba a Leonardo.
"Nuestra principal amenaza siempre han sido los bandidos, los piratas y de vez en cuando los corsarios, sin embargo, con la guerra actual debemos considerar a los británicos como enemigos potenciales, esto complica las cosas."
"Actualmente su compañía, la 9ª está acantonada junto a la desembocadura al mar, la 8ª se encarga del camino al pueblo, mientras que la 10ª mantiene el orden aquí en el centro. Sin embargo, cada seis meses rotamos posiciones, en septiembre, la 9ª tomará la posición en el camino, la 10ª será trasladada al centro del pueblo y la 8ª se moverá a la desembocadura ¿Tiene alguna duda, Capitán?"
Leonardo asintió, procesando la información con rapidez.
"Ninguna, Capitán Villagrán, creo que ahora debería presentarme a mi compañía" Se puso de pie, mostrando una expresión firme.
"¿Por qué la prisa, Leonardo?" intervino Tomás de Lara con una sonrisa relajada, alzando una copa de vino que sostenía con elegancia "Es una ocasión especial, debemos celebrar su ascenso como capitán, por favor, acompáñenos esta noche, mañana habrá tiempo de sobra para ocuparse de sus obligaciones"
Leonardo dudó un momento, pero finalmente cedió con una leve inclinación de cabeza.
" Supongo que puede hacerse"
Las horas transcurrieron en una atmósfera más informal, los tres capitanes conversaron sobre temas variados, alternando entre temas políticos, económicos y estrategias militares.
Leonardo se enteró que el motivo de la actitud amistosa de Tomás hacia él se debía a que tenía algunos acuerdos comerciales con su padre, ciertamente sería bueno para Tomás ganarse la amistad de Leonardo Leonez.
En algún punto de la noche, el teniente Luis Pacheco y Mateo también se unieron a ellos, contribuyendo a la camaradería que envolvía la reunión.
A la mañana siguiente, Leonardo se despidió de los capitanes, aunque con pasos un poco torpes, la resaca le pesaba más de lo que habría esperado, su cuerpo aún no toleraba bien el alcohol, con un suspiro de resignación, hundió su rostro en un balde de agua fría para despejarse antes de salir de la casa.
Mateo y el teniente Luis lo esperaban junto a los caballos, los tres se montaron en sus respectivas monturas y partieron hacia el campamento de la 9ª compañía cerca del mar.
El sol apenas comenzaba a asomarse en el horizonte, tiñendo las calles del pueblo con tonos cálidos, el bullicio matutino ya se hacía notar con los vendedores que organizaban sus puestos, las redes de pesca colgaban de los hombros de algunos aldeanos y el aire olía a sal y a tierra húmeda.
El camino hacia la desembocadura del mar ofrecía una vista serena del agua, que reflejaba los primeros rayos del día, el campamento militar pronto apareció en el horizonte.
Un grupo de tiendas ordenadas dentro de una cerca de madera rudimentaria, con una bandera del virreinato de la Nueva España ondeando en el centro. Leonardo observó a los guardias en las entradas, también a varios soldados practicando ejercicios de formación, jugando cartas y otros bañándose a las orillas del mar.
"Esta es la 9ª compañía, Capitán" anunció Luis, deteniendo su caballo "Me retiro ahora, si necesita algo no dude en avisarme"
Luis inclinó la cabeza en señal de respeto antes de girar su caballo y partir al trote, dejando a Leonardo y Mateo frente al campamento.
Leonardo tomó aire profundamente, enderezó su postura y ajustó las riendas de su caballo, había llegado el momento de conocer a los hombres bajo su mando, sabía que no podía parecer débil ante estos hombres y debía mostrarse fuerte, y sin más dilación, avanzó hacia el campamento.
Un suboficial de mediana edad y semblante endurecido se acerca para recibirlos, su saludo es formal, pero una ligera sorpresa cruza su rostro al ver a Leonardo desmontar, Leonardo con su porte recto y mirada seria, devuelve el saludo con una voz firme.
"Soy el capitán Leonardo Leonez, tengo ordenes de asumir el mando de esta compañía"
"Bienvenido, mi capitán" el suboficial duda por un momento, pero se endereza para saludar "reuniré a la compañía para dar la noticia"
El suboficial reunió a los soldados en cuatro filas de 30 hombres en el centro del campamento, Leonardo avanza hacia la formación, consciente de las miradas escépticas que le lanzan los soldados, algunos intercambian murmullos.
"¿Ese mocoso es nuestro nuevo capitán?"
"Es muy joven, parece menor que mi hijo"
"Ustedes cállense, el capitán va a hablar"
Leonardo escucha los murmullos, pero los ignora mientras avanza al frente de la compañía para dar un discurso.
"Soldados de la 9ª compañía, soy su nuevo capitán Leonardo Leonez, no espero que confíen en mí de inmediato, ganaré esa confianza con mis actos, pero sepan esto no toleraré la desobediencia, nuestro deber es luchar por la corona para mantener seguras nuestras tierras y no aceptaré menos que lo mejor de cada uno de ustedes, así que los presionare para que seamos la mejor compañía de todo el virreinato"
Después de que Leonardo terminara su discurso saco su sable de su funda y lo levanto al aire antes de gritar.
"¡Por el imperio, la corona y nuestro Dios!"
"¡Por el imperio, la corona y nuestro Dios!"
El coro fue seguido por Mateo y el suboficial y después por toda la compañía, aunque no tenía la intensidad que Leonardo esperaba, en este momento para él era suficiente.
Su tono seguro y directo silencia a los soldados, aunque algunos todavía dudan, otros empiezan a enderezarse, viendo que a pesar de su juventud Leonardo proyecta autoridad empezaron a confiar.
En los días siguientes a la llegada de Leonardo, él reacomodó a la 9ª compañía con Mateo como su teniente, en su compañía había un total de 120 soldados de infantería, todos equipados con un mosquete español 1752, munición, una bayoneta, vestidos con un uniforme azul con detalles rojos, botas negras, polainas blancas y un tricornio negro.
Después de que Leonardo se presentó en la compañía hizo que todos siguieran un estricto plan de entrenamiento, por la mañana al amanecer desayunarían antes de hacer ejercicio físico, seguido de un aseo personal y limpieza de equipo, después en la tarde seguiría practica de combate, practica de tiro y finalmente entrenamiento en formaciones.
Aunque inicialmente había resistencia a seguir sus órdenes, con el pasar de los días los soldados empezaron a aceptar a Leonardo como su capitán.
Él era de mando duro, pero tenía sus privilegios seguirlo y obedecerlo, como hijo de una familia rica prominente Leonardo había gastado parte de su riqueza en detalles pequeños como mejor alimento y alcohol para sus soldados como recompensas por su dedicación y obediencia.
Así Leonardo paso los siguientes días dirigiendo y entrenando a su compañía, ganándose el respeto y la lealtad de hombres que lo seguirían al campo de batalla en los tiempos venideros que no tardarían en llegar.
##########
Lamento la tardanza en la actualización, estuve ocupado por las cargas de trabajo por temporada de navidad, pero espero volver a actualizar con más frecuencia.
Me reorganizare y vere como puedo acomodar el tiempo de actualización a partir de la siguiente semana.
Gracias por leer mi historia