Al salir del bunker, Ethan se encontró en un mundo que apenas reconocía. Los árboles se alzaban altos sobre él, sus ramas extendiéndose hacia el cielo como dedos gigantes que acariciaban las nubes. El aire fresco y limpio llenaba sus pulmones, revitalizándolo con una energía que no había sentido en mucho tiempo. A su alrededor, el bosque cantaba con vida, el murmullo de las hojas y el canto de los pájaros formaban una sinfonía natural que lo dejó sin aliento.
Todo era nuevo y extraño, pero también emocionante y estimulante. Por primera vez en su vida, Ethan se sintió verdaderamente vivo, como si hubiera despertado de un largo sueño de pesadilla. Sin embargo, a medida que avanzaba por el bosque, se dio cuenta de que el mundo exterior también tenía sus propios peligros y desafíos.
Criaturas extrañas se escondían entre los árboles, ojos brillantes observándolo desde la oscuridad, y el terreno era accidentado y difícil de navegar. Pero a pesar de todo, Ethan se negó a retroceder. Había superado su miedo una vez, y estaba decidido a enfrentar cualquier cosa que el mundo tuviera reservado para él. Con cada paso que daba, dejaba atrás los demonios de su pasado y se acercaba más a un futuro lleno de posibilidades.