Lucas caminaba de regreso a casa después de un largo día de clases. Mientras cruzaba el parque, notó algo inusual. Había una chica sentada en un banco, vestida con una túnica blanca que brillaba a la luz del atardecer. No la había visto antes en la ciudad.
Lucas, intrigado, se acercó con cautela.
"Hola," dijo Lucas. "¿Estás perdida?"
La chica levantó la vista, sus ojos azules centelleaban con un brillo que Lucas nunca había visto antes.
"No estoy perdida," respondió ella con una voz suave. "Estoy esperando."
Lucas se sentó a su lado, sin poder evitar sentirse atraído por el misterio que la rodeaba.
"¿Esperando a quién?" preguntó él.
"A ti," respondió la chica con una sonrisa enigmática. "Mi nombre es Elena, y he venido a buscarte. Hay algo importante que debes saber."
Lucas se quedó sin palabras, su mente tratando de procesar lo que acababa de escuchar.
"¿Buscarme? ¿Por qué? No entiendo..."
"Porque tú eres el elegido," dijo Elena, mirándolo directamente a los ojos. "Solo tú puedes salvar la ciudad perdida de Altaria."
Lucas rió nerviosamente, pensando que todo era una broma.
"¿La ciudad perdida de Altaria? Nunca he oído hablar de ella. Esto tiene que ser una broma."
"No es una broma, Lucas," insistió Elena. "Altaria es real y está en grave peligro. Tú tienes un poder especial dentro de ti que puede salvarla."
Lucas sintió un escalofrío recorrer su espalda. Todo parecía un sueño, pero los ojos de Elena eran demasiado serios como para ser parte de una broma.
"¿Qué poder?" preguntó Lucas, con el corazón latiendo rápido.
"El poder de la luz," respondió Elena. "Pero primero, debes creer en ti mismo y en lo que te estoy diciendo. Mañana al amanecer, iré a buscarte y juntos emprenderemos el viaje hacia Altaria."
Lucas asintió lentamente, aún incrédulo pero incapaz de ignorar la urgencia en la voz de Elena.
"Está bien," dijo finalmente. "Te esperaré."
Elena sonrió y se levantó del banco. "Nos veremos pronto, Lucas."
Mientras se alejaba, Lucas se quedó sentado, mirando el cielo que se teñía de colores rojizos. Sabía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.