La tierra temblaba con cada explosión.
La tierra era devastada con cada explosión.
La tierra era modificada con cada explosión.
El choque de dos entidades inimaginable por el ser humano, algo que solo se podía ver en los libros de fantasía o en los videojuegos. Este acontecimiento estaba ocurriendo en ese preciso instante. Como historia de terror los humanos corrían despavoridamente, las aves volaban sin ningún rumbo, los animales atrapados por el miedo corrían sin ningún rumbo. No había donde esconderse, ni donde escapar, solo tocaba esperar la muerte. Muchos pasaban sus últimos momentos con sus familiares, otros con sus amadas y amados, mientras que otros en la soledad.
Cada vez que estas dos entidades chocaban entre sí, el terreno era modificado, como si estuvieran restructurando este mundo a su antojo, para esas entidades las vidas en la tierra eran insignificante. Ellos notarían los lamentos de aquellos que perdieron a sus seres queridos, ellos notarían las plegarias de aquellos que se arrodillaban, acaso ellos si quiera podrían sentir el dolor que todos estaban sintiendo.
Los días pasaron, ninguna de las entidades se detuvo, se atacaban con una ferocidad que parecía que amabas se odiaban mutuamente, como si la existencia de la otra debía de acabar para poder estar en paz.
Ya el mundo era un paramo de desolación, el hedor a muerte estaba presente en todo el mundo, los océanos una vez azules, ahora se habían convertido en océanos de sangre, las ciudades que alguna vez represento la sociedad humana fueron pulverizadas, las grandes montañas fueron reducidas a meros escombros, ya no había mas nada a que llamar hogar, el humano había sido aniquilado de la faz de la tierra junto a todas las formas de vida del planeta.
…
Hace mil cuatrocientos años, la tela de la realidad fue desgarrada y de ella emergió una existencia la cual no debería de existir. Esta estaba cubierta por una fina tela que tapaba toda su figura, aunque se podía deducir que bajo esa tela la figura podría tener similitud humana, no se estaba al cien porciento seguro. La tela distorsionaba todo a su alrededor, como si aquella cosa no se dejara ver, atrás de esta existencia se encontraban flotando lanzas y espadas, estas rodeaban a la existencia como si la protegieran, cada una tenia una forma y tamaño diferente, cinco espada y cinco lanzas, bailaban alrededor de esta.
No se tardo tanto hasta que las fuerzas unificadas del mundo entero ataco aquella existencia. Tanques, aviones de combate, misiles tierra aire, buques y portaviones. Se utilizo toda la artillería contra esa cosa, pero luego del primer ataque por parte de la humanidad, nada había cambiado, eso seguía hay sin inmutarse, las espadas y lanzas lo habían protegido de todos esos ataques. Aunque cualquiera hubiese parado el ataque, los soldados siguieron atacando sin cesar, oleadas tras oleadas, los ataques se intensificaron cada vez más, más artillería, más poder, más de todo. Pero aun así esas espadas y lanzas seguían protegiendo aquella existencia. Eventualmente el hombre cesaría cualquier ataque ya que la frustración era notoria, pensaron en tirar bombas nucleares, lo cual fue descartado, ya que no sabían si aquella cosa podría ser afectada o tal vez habían perdido las esperanzas.
Todos los habitantes habían sido evacuados y la zona de combate estaba totalmente bacía, pero en el epicentro de ese lugar se encontraba aquella existencia, esperando a algo, no se había movido del sitio por cinco días, recibía los ataques y no contratacaba. La mera existencia de los humanos no representaba ningún peligro para este ser.
En las cercanías se habían dejado cámaras y detectores de fluctuación de energía por si el objetivo hacia algún movimiento.
Al octavo día en el centro de comando las alarmas comenzaron a sonar abruptamente, en la pantalla central estaba la imagen de aquella existencia, la cual estaba desplegando por primera vez sus cinco espada y sus cinco lanzas, estas se convirtieron en partículas de luces y se posicionaron sobre lo que pareciera ser sus dedos, esta luz comenzó a brillar y tomar la forma de cinco garras gigantescas, que flotaban en cada uno de sus dedos como si fueran extensiones de estos, sus puntas eran filosas y redondeadas, mientras que en la parte superior terminaban en una forma puntiaguda recta. La existencia extendió sus brazos y rugió al cielo, el rugido fue tan grande que levanto polvo del suelo, haciendo temblar a los pocos edificios que quedaban en pie. Todos los altos mandos quedaron atónitos, ya que esta se encontraba a quinientos metros del suelo. Todos en la sala se quedaron en silencio tras aquella demostración, nadie sabía porque lo había hecho, tal vez para imponerse sobre la humanidad, tal vez era su grito de victoria al no encontrar resistencia, pero todos esos pensamientos fueron destrozados en menos de un segundo, ya que la cámara detecto una gran mancha en el cielo que tapo el sol por completo.
Todos salieron de la carpa donde se encontraban para presenciar lo que estaba ocurriendo, enseguida que sus ojos notaron lo que estaban pasando, todos tiraron sus armas, el silencio inundo todo el lugar, nadie decía nada, nadie se movía, todos habían quedado paralizado por lo que sus ojos estaban captando, sus cerebros no podían procesar.
De los cielos descendió un gran dragón, su tamaño no podría dimensionarse, ya que no se podía ver en su totalidad, su forma era robusta pero esvelta a la vez, a comparación de un dragón de una película, este tenia seis ojos, tres en su lado izquierdo y tres en su lado derecho, además su nariz terminaba con un cuerno en forma de cuchilla, en su cabeza poseía varias protuberancias que se asemejaban a una corona, sus escamas tenia la tonalidad dorada con negro azabache, tanto sus piernas como brazos eran musculosos y sus garras eran cubierta por un tipo de metal. Este contaba con doce alas, y su larga cola terminaba en forma de un tridente.
El dragón observo aquella existencia que estaba frente a él y con un feroz rugido le declaro la guerra. El rugido había sido tan devastador, que levanto todos los escombros y edificios que estaban en el lugar. Mandándolos en forma de gran avalancha así aquella cosa, aunque el tamaño de ambos era demasiado notorio, la otra existencia no se había movido de su sitio ni siquiera se inmuto con tal demostración de poder. Esta movió su mano derecha la cual tenia las garras sin preocupación, asía el lugar donde venía aquella avalancha, en un instante para el otro la avalancha había desaparecido, sin dejar ningún rastro, avía pulverizado todos los escombros con un simple movimiento de mano.
Ambos quedaron enfrentados, la batalla había dado inicio, el dragón comenzó a abrir su boca y de esta una cantidad de energía comenzó a juntarse, la existencia sabiendo lo que sucedería decidió moverse a una velocidad imperceptible al ojo humano, conectándole un gran golpe en la barbilla del Dragon. Aunque el tamaño y peso era demasiado obvios, este golpe genero una gran estruendo, el dragón fue levantado del suelo por el golpe y en el aire esta conecto lo que pareciera ser una patada en la mandíbula del dragón la cual mandaría de nuevo al suelo a este, generando un terremoto, fue tan grande el impacto que el suelo no soporto y se resquebrajo, aun así el dragón voltio su cabeza y lanzo un potente rallo que ilumino todo el campo de batalla, sin duda alguna este ataque había dado de lleno a la otra existencia. Luego de unos segundos que la luz desapareciera las cinco garras cubrían aquella entidad, aunque se veía grandes daños en esta al parecer logro su cometido.
Pero lejos de eso la entidad había recibido un daño crítico, la tela que alguna vez la protegía de la mirada de todos, un disfraz que incluso distorsionaba la realidad dejo descubierto el cuerpo de aquella entidad, una figura esbelta, su piel era tan blanca como la nieve, su pelo de color blanco y sedoso que le llegaba hasta los tobillos, esta era cubierta por un vestido color morado obscuro con detalles en dorados, el vestido estaba roto dejando al descubierto varias partes de su cuerpo al descubierto. Aunque lo único que no se veía era su rostro ya que esta estaba protegida por sus garras, sin duda alguna debería ser una belleza sin igual.
Su cuerpo había recibido muchas heridas de gravedad, quemaduras de tercer y cuarto grado se verían en barias parte de su cuerpo, incluso esta fue despojada de su pierna izquierda.
—Imprudente…
Esa chica había dicho algo que casi nadie habría escuchado, como si fuera para ella misma, por la imprudencia de no haber esquivado ese ataque.
Momentos después y sin prestarles la más mínima atención a su cuerpo mal herido esta levanto la mano izquierda la cual estaba vacía, extendiéndola al cielo comenzó a recitar un cantico inaudible, tras terminar el cantico sus quemadura y heridas desaparecieron, incluso su pie fue reconstruido.
Pero como si el dragón no dejara espacio a la tregua, este le dio un gran golpe con su cola mandando aquella chica desenas…no miles de metros.
El dragón no perdería tal oportunidad, este abrió nuevamente su boca y cargo aquel ataque que logro hacerle tal daño aquella chica. Si le acertaba este golpe esto declinaría la balanza a su favor.
El dragón era capaz de sentir cualquier tipo de ataque de cualquier dirección, sin importar de donde vendría el ataque, este no tenía ningún punto ciego, aunque con esa chica las cosas eran totalmente diferentes, la percepción y agudeza del dragón eran debilitadas hasta el punto de no confiar en esas habilidades, era como si tuvieras que caminar con los ojos cerrados y las manos atadas.
Aunque para un humano seria la desesperación, para este solo era un pequeño inconveniente, para suplir sus carencias el decidió amplificar sus sentidos primordiales. Mientras cargaba su ataque este pudo sentir una leve vibración desde abajo del suelo, este decidió moverse unos pares de metros hacia la derecha, segundos después una gran lanza perforaría la tierra. Esta lanza era tan grande como un edificio de diez plantas, si el se hubiese quedado en ese sitio de seguro recibiría mucho daño en su pie izquierdo, pero como si su sentido le arbitrera el dragón volvió a moverse, ahora unos quinientos metros hacia la izquierda, inmediatamente este se dio cuenta que una docena de lanzas habían emergido desde la tierra. Aunque podía sentir los ataques estos se intensificaban, el gran dragón empezó a moverse de derecha a izquierda, en todas las direcciones posibles, pero cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde, este había quedado atrapado entre las lanzas. Lo más lógico era salir de esta jaula de lanzas, con su ataque preparado ropería esta jaula.
Una vez el ataque dio contra las lanzas, estas como si fueran un espejo comenzaron a reflejar el ataque, este se redireccionaba y como si fuera un mal chiste aumentaba el poder y velocidad del ataque. El dragón al percatarse y deducir rápidamente de lo que sucedería decidió cubrirse con sus doces alas, este se comenzó a enrollarse hasta quedar como una gran esfera, entonces sus alas comenzaron a brillar, el esperaría la lluvia de ataques.
Segundos después una enorme cantidad de energía que se encontraba rebotando en las lanzas desaparecieron junto a esta, el dragón quedo confundido ante tal acontecimiento, aunque sea solo por una milésima de segundo, esto generaría una abertura en sus defensas.
Al instante el cielo se oscureció y un denso rayo de energía callo sobre aquel dragón, el estruendo fue tan grande que la ciudad que se llevaba aquella batalla comenzó a temblar y luego del temblor, la tierra comenzó a resquebrajarse, luego de eso el entorno en un radio de veinte kilómetros, había cambiado totalmente, en lo que antes había una ciudad ahora había un gran cráter. En el epicentro se encontraba un moribundo dragón, el daño recibido por aquel rayo era totalmente visible, aunque quiso aumentar sus defensas en el último instante había sido demasiado tarde.
Él había pagado el precio por su indulgencia, él había recordado la primera batalla con aquella chica, una batalla que duro unas pocas horas humanas, pero para ellos solo fueron segundos, en ese entonces el llevaba la delantera, pero por alguna razón inexplicable el dudo por un segundo en dar el golpe final a un moribundo enemigo, esto le dio aquella chica la oportunidad para escaparse, saliendo como vencedor el dragón.
Aunque una victoria era una victoria, si se dejaba al enemigo vivo, este eventualmente podría volver a atacar, creando una mejor estrategia, creando mejores contramedidas, aprender de su adversario e incluso se podría volver más poderoso que él. Pare el dragón no había nadie más poderoso que él. El era y seria la existencia mas poderosa de todas, nadie podría superarlo, nadie podría compararse a él, nadie se le podría acercar ni siquiera al uno porciento de su poder, él era el dragón mas poderoso, el era llamado la entidad suprema, el estaba por encima de todos y el veía a todos por debajo de él. El no permitiría ninguna rebelión, el no permitiría que se burlasen de él, el no permitirá ninguna blasfemia hacia el…el no permitiría que ninguna criatura lo superase. Porque él era el balance de todas las cosas, porque el mantenía en equilibro de todo, porque el mantenía el ego de la demás especie a raya, porque él era el orden y el caos. Él no podía permitirse que se rompiera el estatus quo. El nació con un propósito y el aria cumplir ese propósito.
El adversario que estaba frente a él era todo lo malo, una existencia que se antepuso a él, una existencia que se rebeló ante él, una existencia que blasfemaba ante él, una existencia que rompía el estatus quo, una existencia que rompía las leyes y no las seguía…una existencia que actualmente rivalizaba con su poder, una existencia que podría acabar con su propósito.
El dragón moribundo comenzaría a levantarse lentamente, sus heridas eran mortales, sus alas fueron despojadas, su pie izquierdo fue pulverizado, en su pecho donde estaba un recubrimiento de escamas mas denso que el resto de su cuerpo, ahora solo era una caja torácica, su columna vertebral fue expuesta y la mitad de su cara había sido arrancada, sus brazos presentaban múltiples quebraduras y debajo de el un rio de sangre dorada se estaba formando. Todo su cuerpo era cubierto por esta sangre dorada, denotando su divinidad. El dragón levanto su destrozada cabeza y miro hacia el cielo, hay se encontraba su enemigo, su némesis, su contraparte, él debía acabar con esa existencia antes que esa existencia acabara con él. Ahora ya no era una mera pelea, esta era una pelea que decidiría el comienzo y el fin de todas las cosas.
El dolor era intenso, tan intenso que cualquiera decidiría acabar con su propia vida, nadie podría resistir tales heridas, nadie podría soportar tal dolor, pero la furia y el calor del combate, disminuían el dolor, el dragón sentía como su cuerpo se calentaba cada vez más, este calor no lo sentía desde hace mucho tiempo, ya se había olvidado cuando fue la primera vez que sintió este tipo de calor. Este calor era emoción, este calor representaba las ganas de superar a su adversario y hacerse con la victoria, este calor se sentía tan bien.
El dragón comenzó a derretirse y a unirse con aquel charco de sangre dorada, luego de unos instantes ya no quedaba nada mas de aquel dragón, ni siquiera alguna parte de su cuerpo, este se había derretido por completo uniéndose con aquel rio dorado.
En el cielo aquella chica que ahora había dejado al descubierto su cuerpo, solo su rostro era cubierto por aquella tela que deformaba la realidad, incapacitando la mirada de todos aquellos que la quisieran contemplar. Ella miro como el dragón se había derretido y como se había fundido, cualquiera pensaría que la batalla habría acabado, pero ella sabía que esto aún no había terminado, esta levanto su mano derecha la cual antes tenia sus garras y toco un gran cañón que estaba encima de ella. Este cañón tenía la apariencia de un monolito, en este había tallado escrituras ilegibles, el color negro azabache del cañón hacían resaltar aquellas escrituras que tenían una tenue luminosidad de color violeta, este monolito estaba dividido en diez partes unidas por aros dorados, cada segmento del monolito giraba en dirección contraria al anterior, pero lo más llamativo era su gran tamaño, el cual se podría estimar que su altura era de unos cuatrocientos a seiscientos metros.
Una vez la chica toco el monolito este se frenó y se disolvió en el aire convirtiéndose en partículas de luz. Esta volvería a extender su mano derecha y como si estuviese sosteniendo algo invisible esta bajo su brazo en dirección de aquel rio de sangre dorada, al hacer esa acción que pareciera ser una orden, las partículas de luces se condensaron y tomaron la forma de muchas lanzas, luego estas se lanzaron en dirección del objetivo.
Ante el impacto, el rio de sangre dorada comenzó a brillar, de estas raíces doradas se elevaron y de estas espinas doradas fueron lanzadas contra el ataque del enemigo, lanzas y espinas chocaron, el impacto de ambas generaba grandes explosiones. El cielo se comenzó a teñir de muchas luces.
Las raíces que salían del rio dorado comenzaron a entrelazarse unas con otras formando raíces mas grandes y de esta comenzó a brotar un árbol tan grande que incluso llego hasta donde estaba la chica, esta al ver esto decidió intensificar el ataque con las lanzas, pero el árbol también intensifico el ataque con sus espinas.
El árbol comenzó a segregar la misma sustancia dorada que el dragón dando así a la creación de un capullo, este cada vez se hizo mas y mas grande, el capullo había comenzado a latir con ferocidad. Las espinas como si estuvieran protegiendo al árbol y al capullo comenzó a remolinares creando un remolino de espinas, la chica ordenaría a las lanzas atacar, pero su ataque no surtiría ningún efecto, todas las lanzas era desviada con mucha facilidad, al ver esto ella decidió cesar el ataque, todas las lanzas se volvieron partículas de luz y estas se volvieron a condensar en cada uno de sus dedos, formando nuevamente aquellas garras.
Ella solo podía presenciar aquel acontecimiento, ella solo podía observar lo que estaba pasando frente a ella, solo era una espectadora. Pero ella había decidido quedarse quieta en ese lugar, ella no se movería por nada, aunque sus sentidos le digieran que se moviera de ahí, ella decidió deliberadamente mantenerse firme en su lugar. Tal vez era algo indulgente, pero ella decidiría estar al frente de aquello que estaba a punto de nacer.
Palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar, palpitar.
Ella podía sentir como dentro de ese remolino de espina algo palpitaba, con gran intensidad, incluso ella podía oírlo palpitar, cada vez mas fuerte, cada vez mas rápido.
Eso ya estaba por nacer.
…
Las espinas que rodeaban el árbol formando un torbellino comenzaron a brillar hasta convertirse en una luz cegadora. Esta inundo todo el campo de batalla, fue tanto el área cubierta que llego mas allá del horizonte observable. Pero esto no era una simple luz cegadora, sino que todo lo que esta luz tocaba, instantáneamente era desintegrado, no importaba si era metal, hormigón u organismo vivientes, todo era barrido de la existencia. El mero hecho de pensar que algo podría sobrevivir a ese poder era inconcebible.
—Aunque tu no te vez afectada—la voz provenía del epicentro, su tono era algo sereno como si supiera que esto no le afectaría. —Tú que rompes con todas las leyes, tu la que anhela romper el balance de todo, tu que deseas romper con el estatus quo. Yo seré quien ponga fin a tu existencia—
Una vez la luz desapareció gradualmente una gran figura que no debía de estar ahí, se encontraba flotando en el aire. Grandes y largos pies, grandes y largos brazos, su cuerpo que se había reducido en tamaño, sus alas ahora poseían bocas con colmillos superpuestos, la corona de su cabeza había desaparecido y en esta tres grandes cuernos en forma de cuchillo se había formado y encima de esto un aro de energía rodeaba su cabeza. Sus escamas ahora brillaban de color dorado y su apariencia daba la sensación de que habían sido recubierta por metal líquido. Aunque lo mas notorio era su apariencia ya que, aunque seguía pareciéndose a un dragón, este ahora tenía una forma más humanoide.
—Lanza Urminion—
Desde el cielo un rayo dorado caería delante del Dragon, el sujetaría con sus garras a este rayo transformándolo en una gran lanza que duplicaba su tamaño, en su punta se dividía en cuatro filosas puntas y con gran destreza la lanzaría en dirección de su enemigo, la velocidad de esta lanza era tal que se podía ver a simple vista como la realidad misma se deformaba.
La lanza y las garras chocaron, formando una gran masa de energía en el centro de esta se estaba llevando una prueba de resistencia, quien sedería primero se llevaría la peor parte. Aunque la chica estaba intentando mantener la lanza del dragón a raya, él tenía ambas manos vacías, ella sabría lo que vendría a continuación, era mas que obvio, pero tampoco podía bajar la guardia.
—Urminion—
El nombre de la lanza fue dicho una segunda vez, como ella lo había pensado, el usaría su lanza urminon, para atacarla por detrás.
El dragón se posicionaría por detrás de la chica y atacaría sin compasión alguna a un adversario incapaz de defenderse. Para el este ataque sira denigrante ya que se aprovecharía de un rival indefenso, por eso el dragón siempre luchaba sin ninguna artimaña, pero ante el rival que tenía enfrente debería aprovechar cada ocasión, cada oportunidad, sin importar que tan desprotegido estaba, sin importar que tan debilitada estaba, si dejaba una oportunidad su enemigo podría tomar la delantera.
Aunque sus pensamientos fueron cortados rápidamente, al momento de impactar la lanza en la espalda de la chica, esta se giro y en su mano izquierda se creo una alabarda, la cual se interpuso en el camino entre la lanza y el objetivo.
Aunque esto la hubiese salvado de una herida mortal, no quería decir que su cuerpo estaba siendo sometido a una gran tención, al tener que soportar dos lanzas Urminion. Ella podía sentir como cada fibra de sus músculos estaban siendo desgarrado, aunque se regeneraba al instante esto no aria disminuir el dolor que estaba sintiendo, además que el espacio que estaba generado ambos impactos. Estos estaban generando una distorsión en las partículas, estirándola y contrayéndola, esta podía sentir como su sangre entraba en estado de ebullición, tampoco no encontraba salida a tal situación, sin duda alguna había subestimado al dragón nuevamente.
—Imprudente…
Esta decidió deliberadamente deshacer sus garras y su alabarda, recibiendo de lleno las dos lanzas de Urminion, estas penetraron con gran facilidad el vestido de la chica y cuando las lanzas hicieron contacto entre si una gran explosión se generó, el dragón aprovecho esto para amplificar el poder de las lanzas, aumentando drásticamente el impacto.
El impacto de la explosión fue tan grande que los temblores llego a rodear toda la tierra, activando los volcanes dormidos, los terremotos que aun no debían suceder, las costas de los países eran azotadas por grandes tsunamis. Era un desastre sin precedente, si esto seguía así esto seria el fin para todas las criaturas vivientes de este planeta.
El dragón fungía con la función de mantener el equilibrio, si una especie se salía del camino, el la guiaba de nuevo hacia este y si esta no seguía sus enseñanzas el la eliminaría. El también presenciaba el nacimiento de especies y el fin de estas, a lo largo de su vida presencio muchas atrocidades y muchas bondades, el entendió que no podía alterar el orden de las cosas. Pero lo que el si podía alterar era lo que su mano dura causaba. Tocando el suelo de un planeta a punto de sucumbir este pronuncio unas frases inaudibles, luego de esto el planeta se tranquilizó, los terremotos cesaron, los volcanes se apagaron, los tsunamis retrocedieron, aunque el daño no se había ido, por lo menos esto aria que los seres de este mundo no se extinguieran.
—Solo por esta vez—
Una voz hizo acto de presencia en el campo de batalla, esta voz estaba distorsionada no sabiendo si era la de una mujer o la de un hombre, el dragón voltio rápidamente en dirección de esta y pudo ver a una existencia que no debía de estar. Esta estaba sentada en una de las rocas, aunque ahora parecía estar observando la devastada zona, el no podía dejar de ver que en una de sus mano esta poseía una espada, al ver esto el dragón llamo nuevamente a su lanza Urminion. Pero viendo la intención de comenzar de nuevo con la pelea la entidad salto al suelo posicionándose frente al dragón. La existencia estaba siendo cubierta por una tela que cubría todo su cuerpo, no dejándola ver a su completo.
Haciendo un corte con su espada detrás de esta, la tela de la realidad se abriría, al igual que cuando ella entro a este plano, esta comenzó a introducirse dentro de esta, sabiendo que su enemigo quería escaparse el dragón ataco rápidamente, aunque la lanza nunca llego a su destino. Al momento de hacer contacto con el cuerpo de esta, la lanza Urminion se desvaneció de las garras del dragón. Pero esto no era solo una mera coincidencia, que la lanza en el ultimo segundo se haya desvanecido. El dragón noto como el poder de su lanza fue robado, quedando impresionado ante tal hazaña, este miro como aquella existencia iba desapareciendo en la grieta y por inercia pregunto algo que rondaba su mente desde su primer enfrentamiento.
—¿Cuál es tu deseo? —
Solo pregunto eso, el creía que aquella cosa nunca le respondería, ya que las pocas veces que se han enfrentado nunca entablaron una conversación, ni siquiera tuvieron una lucha de ideología, el solo podía deducir que aquella existencia, quería romper el estatus quo o acabar con todo, pero lo que escucho salir de su boca, aria que la sangre del dragón se congelara.
—…Rescribirlo todo—
Aunque él quería detenerla, ya había sido demasiado tarde, ella ya no estaba, ese era el propósito de esa criatura, no solo era el hecho de romper el estatus quo, sino que quería rescribir todo. El dragón sabía que la próxima vez que se enfrentaran seria su ultima batalla, sabia que ya no debía dudar. El por fin encontró su motivo, el supo en ese momento cuál era su propósito por el cual había nacido.
—La próxima vez, acabare contigo…aunque me cueste la vida—
El dragón apretó sus garras con tanta fuerza que sangre dorada comenzó a salir de su mano. Rugiendo tan fuerte como un grito de victoria el dragón comenzó a desvaneciéndose gradualmente.