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Chapter 16 - Caminó hacía el Mictlán

CAMINO HACIA EL MICTLÁN

"YAO"

-"¿Cuanto tiempo más tardará en despertar? Han pasado semanas y sigue sin mover un solo músculo."

Preguntó alguien con una voz muy graciosa, tanto que hasta me dieron ganar de reír.

-"No lo sé, pero no lo podemos dejar aquí, es solo un niño."

Dijo una persona, alguien que parecía ser de edad muy avanzada.

-"Don Kamixtl tiene razón, debemos esperar el tiempo que sea necesario, es solo un niño."

En esta tercera ocación, quién hablo fue otra persona con la voz aún más graciosa que la primera. 

-"Pero no podemos perder más tiempo, ya nos hemos retrasado demasiado."

Nuevamente la primera voz volvió a hablar, haciéndome explotar de risa y levantándome de un salto del suelo en donde estaba.

-"Lo siento, lo siento, se que no debería reírme de sus voces, es de muy mala educación pero de verdad es que no puedo..."

En ese momento cuando estaba disculpándome por no poder contener la risa, me quedé estupefacto al ver a esas 3 personas que hablaban frente a mi, que en realidad no eran 3 personas. Eran 5 en total, que parecían ser como animales muy extraños y desconocidos, de múltiples colores y con alas en sus espaldas. Estos 5 seres estaban acompañando a un anciano.

-"No tienes porque disculparte hijo, yo también me reí por sus graciosas voces y de sus miradas distraídas cuando los conocí."

Dijo el anciano, quien estaba muy calmado en el centro de todos esos seres extraños.

-"Y bien, ¿Cual es tu nombre hijo?"

-"Mi nombre es Yao, mucho gusto, por cierto ¿Donde estamos?"

Al levantar la mirada, pude tener la vista más increíble y hermosa que jamás hubiera soñado. Era una pradera completamente de color naranja en el atardecer, que se extendía por todos lados sin fin.

-"Esté es el camino que lleva hacía el Mictlán."

Dijo uno de esos seres con voz graciosa. Este ser caminaba en 4 patas como los perros, y tenía multiples colores al igual que el resto de ellos, pero esté y uno más en específico, eran los únicos que tenían 4 alas.

-"¿Camino que lleva hacía el Mictlán? Eso significa que... ¿Estoy muerto?"

Pregunté.

-"No lo sabemos con exactitud, pues mirate."

Dijo el mismo ser con quien estaba manteniendo esa conversación.

Entonces levanté mis manos a la altura de mi rostro y pude comprender a lo que se refería ese extraño ser, pues mi piel no tenía el color que yo recordaba, ya que ahora mi piel era gris y seca, al igual como las rocas a plena luz del sol.

De forma rápida voltee a ver a todos y cada uno de esos seres además del anciano, y comprendí que yo era el único que tenía este color pálido, y por esa misma razón todos ellos me miraban de forma muy rara.

-"Si no estoy muerto ¿Entonces que es lo que soy ahora mismo? Y ¿Que es lo que estoy haciendo en este lugar?"

Pregunté a estos seres, quienes no se veían molestos para nada en responder a mis preguntas.

Otro de esos seres, el más pequeño de tamaño, se acercó desde detrás y se puso delante de todos los demás.

-"las historias que he escuchado de otros alebrijes, es que las personas que tienen tu color, es significado de que sus cuerpos aún siguen vivos."

-"Pero si mi cuerpo aún sigue vivo, ¿Como es que ahora mismo estoy en el camino que dirige hacia el Mictlán?"

Pregunté.

-"Eso es algo muy difícil de explicar.

Si que si..."

Dijo el pequeño ser con su graciosa voz. -"Lo primero que debes entender, es que deberías estar muerto, por completo. Pero estás en esa situación, porque hay algo en el mundo de los vivos que no te deja partir, hay algo que esta manteniendo tu cuerpo respirando, algo que lo mantiene vivo, caliente y que obliga a tu corazón a seguir latiendo."

Dijo ese ser, con mucha seguridad en sus palabras.

¿Acaso será mi hermana? No, ella no sabe lo que me sucedió, ¿O tal vez será mama? Si... tal vez sea ella.

-"Posiblemente sea mi madre quien me mantenga con vida. pero... No... ¿Ella debería estar aquí también? ¿No?"

Pregunté.

Todos estos extraños seres me miraron con sus rostros muy confundidos, al no comprender de lo que estaba hablando.

-"¿A que te refieres hijo?"

Preguntó el anciano.

Se que no debería contar este tipo de cosas a un desconocido, pero ahora que posiblemente estoy muerto, no debería representar un problema.

-"Mama sufrió un golpe en la cabeza y no ha despertado en dos días, así que creo que ella es quien me está deteniendo."

Dije.

-"Eso no es posible."

Dijo otro de los alegrijes.

-"El tiene razón. Tu mamá debe estar atrapada en un sueño muy profundo, un plano completamente diferente a este, y mientras su corazón siga latiendo, no podrá abandonar ese lugar. Así que no es posible que ella esté manteniendo tu cuerpo con vida desde allá."

Dijo un alebrije muy grande que parecía tener el tamaño de un jaguar.

-"Entonces si mamá no me está manteniendo con vida, ¿Quien podría ser?"

Pregunté.

-"No lo sabemos, pero ese ser que te mantiene con vida, debe ser alguien muy cercano a ti, alguien con mucho poder, tanto, que incluso puede desafiar el poder del mismísimo Mictlantecuhtli."

Dijo el primer alebrije que escuche mientras aún estaba en el suelo.

-"Eso no es posible, en los dominios de Mictlantecuhtli nadie, ni siquiera los mimos dioses podrían desafiarlo, especialmente tan lejos desde el mundo de los vivos."

Dijo otro ser, que se había mantenido en silencio todo el tiempo.

-"¿Entonces que explicación le encuentras a esto?"

Dijo el primer alebrije.

-"Sea lo que sea, sin duda esto es algo muy inusual."

Dijo el alebrije más pequeño de todos.

-"No importa si es un Dios desde el mundo de los vivos, o si es el mismísimo Mictlantecuhtli desde aquí quien lo mantiene con vida, o si son un conjunto de varios dioses, lo único que importa, es que su cuerpo de este niño sigue con vida, así que debemos ayudarlo a regresar."

Dijo el anciano. -"¿Ustedes saben alguna manera de como ayudarlo? Vamos no sean tímidos, este niño necesita de su ayuda."

Dijo el anciano muy calmado.

-"Si hay una manera, y al parecer no está muy lejos de aquí, está a solo semanas o meses de distancia."

Dijo uno de los alebrijes.

-"No importa si estamos lejos de ese lugar, mientras mi cuerpo aún siga vivo y mi familia aún me espere, yo quiero regresar. 

Por favor guíenme hacia ese lugar, se los ruego."

En ese momento caí de rodillas y comencé a suplicar poniendo mi frente en la fría tierra.

-"Vamos pequeño, no tienes que hacer eso."

El anciano se acercó a mí, y me levantó por uno de mis brazos. Al verlo a la cara, pude ver que sonreía de forma muy alegre, al igual que todos los alebrijes detrás de él.

-"Eres un buen niño."

-"Tus padres te educaron muy bien"

-"Claro que te ayudaremos."

-"¿Como podríamos negarle ayuda a alguien tan amable?"

Todos los alebrijes se veían felices de poder ayudar. Lo que me hizo sentir muy bien, así que agache la mirada y agradecí una vez más.

-"Muy bien, vamos, este es el camino."

Dijo uno de los alebrijes de 4 alas, que también se adelantó y comenzó a caminar guiándonos a todos.

Mientras caminábamos hacia ese lugar, pude notar que las horas pasaban, pero el atardecer nunca se terminaba, y como consecuencia la noche nunca llegaba.

-"¿En este lugar no existe la noche?"

Pregunté a uno de los alebrijes, quien caminaba a un lado de mi, pero en su lugar respondió otro alebrije desde más adelante.

-"Aquí solo existe el atardecer tal como puedes ver."

-"Entiendo, por cierto ¿Que hubiera sido de mi, si ustedes y don Kamixtl nunca me hubieran encontrado?"

Pregunté a todos en voz alta.

-"Lo más seguro es que hubieras vagado sin rumbo hasta que tu cuerpo hubiera muerto, hasta entonces no hubieras tenido acceso a la puerta que conduce al río Chiconahuapan y posteriormente al Mictlán. Pero no debería preocuparte eso, todos los seres que terminan en este lugar tarde o temprano siempre encuentran la manera de como llegar allá, pues solo hay dos puertas aquí, una para el Mictlán y otra para el mundo de los vivos."

-"Ahora entiendo, muchas gracias por sus explicaciones.

Don Kamixtl ¿Puedo preguntarle algo?" 

Dije al anciano.

-"Por supuesto hijo, no tengas miedo."

Respondió el con mucha amabilidad como siempre.

-"¿Como es que lo acompañan tantos alebrijes?"

Pregunté.

-"Eso es porque él es una buena persona."

Dijo el alebrije más pequeño de todos.

-"Para empezar, debes comprender que es lo que somos los alebrijes y que representamos."

Dijo el alebrije más grande de todos.

-"¿Y... Que es lo que son?"

Pregunté con mucha curiosidad. Siendo honesto quería saber que eran y quién los habían creado, y también la razón de porque ningún alebrije esperó por mi.

-"Todos ellos fueron mis compañeros en el mundo de los vivos."

Dijo don Kamixtl 

-"¿Sus compañeros?"

Es decir, ¿El ya los conocía desde el mundo de los humanos? Pero como es posible eso.

-"El de alla era un perro de un tamaño diminuto, fue un regalo de mi madre cuando yo aún era un niño, y ese de ahí era un lobo que encontré, al parecer fue abandonado por su madre, por lo que lo recogí con mi hermano menor y lo criamos en casa."

¿Un pequeño perro y un lobo? Vaya... Sin embargo, por alguna razón que desconozco, puedo sentir algo diferente desde ese alebrije, algo que no puedo sentir con el resto de ellos.

-"Ya veo, así que él era un pequeño perro y el un lobo."

Respondí.

-"Así es hijo, y también es gracias a el, que te encontramos, pues el nos guío 

hasta ti."

-"¿Que? ¿Entonces fue gracias a el?"

Dije sorprendido. -"Ahora comprendo todo, muchas gracias."

Dije en dirección al alebrije que en vida debió ser un lobo.

-"¿Entonces, todos ellos eran animales en el mundo de los vivos?"

Pregunté con sorpresa en mi voz, después de entender todo el asunto con claridad.

-"Así es, el más grande de allá, era un pequeño y joven jaguar herido, perdió una pierna por alguna razón y cuando estaba apunto de morir lo encontré en compañía de mi hijo mayor. Lo llevamos a casa, y como ya no podía cazar a causa de su pata faltante, lo alimentamos por muchos años hasta que murió, por esa razón puedes ver que ahora su pata delantera derecha tiene un color diferente comparada con sus otras 3 patas."

-"Tiene razón don Kamixtl, no lo había notado."

Dije al ver detenidamente al gran alebrije.

-"Ellos dos de allí en el mundo de los vivos fueron Xoloitzcuintles, por esa razón son los más coloridos y los únicos alebrijes con 4 alas, pues ellos fueron elegidos por los dioses para ser los primeros que guiarián a los hombres hacia el Mictlán."

Dijo el anciano.

-"Todo esto es muy interesante, muchas gracias por aclarar mis dudas, nunca hubiera imaginado que existiera un lugar como esté, y con criaturas asi."

Dije con mucho asombro en mis ojos, mientras aún seguía observando con detalle a cada uno de los alebrijes.

-"Lo se, yo también me sorprendí la primera vez que los vi."

Dijo el anciano sonriendo de forma alegre.

...

Después de semanas o tal vez meses de caminar sin descanso y mantener muchas conversaciones sobre todo tipo de asuntos, parecía que finalmente estábamos llegando a nuestro destino.

-"Ya no estamos muy lejos Yao, prepárate."

Dijo el alebrije que iba delante de todos.

-"¿Como es que saben que ya estamos cerca?"

Pregunté al alebrije que me acompañaba en todo momento, ya que por más que miraba por todos lados, todo se miraba exactamente igual.

-"Eso es porque podemos sentirlo."

Respondió con una voz dulce, agradable y graciosa.

-"¿Pueden sentirlo?"

Pregunté.

-"Así es, podemos sentirlo."

Dijo un alebrije desde detrás de mi. -"Te pondré un ejemplo, ¿Alguna vez haz sentido el cambio de temperatura al acércate a una hoguera en un día de lluvia con mucho frío?"

-"Si lo he experimentado."

Respondí.

-"De la misma manera nosotros podemos sentir cuando estamos cerca de la entrada al Mictlán o a la entrada del mundo de los vivos, pues ese es nuestro propósito aquí, sentir donde están exactamente esas puertas y guiar a los humanos."

Dijo el alebrije de 4 alas con la voz más graciosa de todos.

Seguimos caminando sin descanso, y después de caminar por varios días más, estaba comenzando a impacientarme, pues el alebrije que iba por delante de todos, dijo que ya estábamos cerca, pero nunca imaginé que se refería a dias de distancia. Como sea, no puedo quejarme, pues ellos ya estaban haciendo mucho por mi.

-"Oye Yao ¿Como es que moriste?"

Preguntó uno de los alebrijes desde detrás con mucha curiosidad de forma repentina.

-"Mi hermana fue secuestrada, así que salí a buscar a los responsables."

Dije con el rostro serio, mientras todos escuchaban en silencio, incluyendo a don Kamixtl, quien parecía evitar la conversación pero puso el rostro triste después de escuchar lo que dije.

-"¿Y los encontraste? ¿Rescataste a tu hermana?"

Preguntó el mismo alebrije.

-"No logré encontrar a mi hermana, pero si encontré el escondite de estos sujetos. Solo que... Ellos me golpearon y clavaron una daga en mi estómago."

En ese momento recorde todo hasta con los más pequeños detalles, así que llevé mis manos a mi rostro y después a mi estomago, revisando con cuidado las heridas, que al parecer habían desaparecido sin dejar una sola cicatriz. 

Todos los alebrijes solo se dedicaron a observabarme pero ninguno dijo nada.

Después de unos minutos en completo silencio, don Kamixtl decidió hablar.

-"Quieres saber cómo morí Yao?"

-"Heee, si no le molesta, si me gustaría escuchar."

Dije con la voz temblando.

-"No tienes porque ser tan reservado Yao. 

Tal vez por mi edad pienses que morí de causas naturales, pero la verdad es que también fui asesinado."

-"¿Asesinado?"

Grité repentinamente.

-"Muy bien, ya llegamos."

Dijo el alebrije que caminaba por delante de todos nosotros y se detuvo de golpe.

-"¿Ya llegamos? Pero dónde está la puerta al mundo de los vivos, no puedo verla."

Dije mientras volteaba la mirada hacia todas direcciones.

A simple vista lo único que había frente a mi, era la pradera de color naranja que se extendía hasta el horizonte.

-"La puerta no está muy lejos de aquí, está en línea recta a tan solo unas horas o incluso menos." 

Dijo uno de los alebrijes. 

-"Yao, por alguna razón puedo sentir una extraña conexión contigo, de la misma manera como la puedo sentir con don Kamixtl, y se que tú también puedes sentirla."

Dijo el alebrije de mediana estatura que estaba frente a mi, el que alguna vez fue un lobo en el mundo de los vivos. -"Algún día volverás a este lugar, pues ese es el destino de cada ser vivo, asi que te prometo que vendré por ti para llevarte hasta el Mictlán cuando llegué ese momento."

Dijo el alebrije mirándome directo a los ojos.

-"Muchas gracias, de verdad te lo agradezco, entonces cuando llegué a este lugar esperaré por ti.

También les agradezco a todos ustedes por ayudarme y traerme hasta aquí, jamás olvidaré todo lo que hicieron."

Dije en voz alta con la mirada hacia abajo.

-"Yao, ¿Podrías hacerme un favor?"

Dijo don Kamixtl con preocupación en su voz.

-"Por supuesto don Kamixtl, ¿Que podría hacer por usted?"

-"Cuando regreses al mundo de los vivos, ¿Podrías dar un mensaje a mi hijo? Su nombre es nekoyoakl, el se encuentra en la ciudad de Tenochtitlan. Dile que no confíe en ******, que no confíe para nada en esta persona."

Dijo el anciano con el rostro muy serio.

-"Mmmm, si está bien, yo me encargo de llevar su mensaje, pero ¿No quiere que le diga a su hijo quién fue el causante de su muerte?"

Pregunté al anciano.

-"Eso no es necesario Yao, con ese mensaje será suficiente para mí hijo, además dar el mensaje sobre el culpable de mi muerte, podría iniciar una sangrienta batalla entre todos mis hijos y sobrinos, además de que podría ser una carga muy pesada para un niño como tú, y eso podría ponerte en peligro, además de que ahora mismo tu y tu familia ya tienen suficientes problemas."

El señor Kamixtl es alguien muy sabio y comprensivo, por lo que no lo voy a contradecir.

-"Está bien don Kamixtl, yo me encargaré de que su hijo reciba el mensaje en persona."

-"Muchas gracias Yao. Ahora ve con tu madre y tu hermana, ellas te esperan... Y no dejes que te tomen por sorpresa esos malnacidos otra vez." 

Dijo don Kamixtl.

-"Yao, como ya había dicho, la puerta está el línea recta desde aquí. Ninguno de nosotros podrá acompañarte desde este punto, pues es una regla que no podemos romper, por lo que ahora depende de ti encontrar la puerta."

Dijo el alebrije de 4 alas que nos había guiado hasta este lugar.

-"Muchas gracias a todos, de verdad muchas gracias, siempre los recordaré."

Al momento de decir eso, corrí con todas mis fuerzas entre todas las flores de cempasúchil, llendo en línea recta tal como lo habían dicho, mientras todos ellos me despedían con alegría.

-"Tu mamá y tu hermana te esperan, date prisa."

-"Yao, tu puedes."

-"No te rindas, lo lograrás."

-"Esfuérzate y vive tu vida feliz chico."

-"Cumpliré mi promesa, y aquí te esperaré, pero por ahora esfuérzate y vive feliz."

-"Cuídate chico, y por favor no olvides mi mensaje."

Incluso a la distancia, aún podía escuchar sus palabras y sus buenas intenciones, haciendo que mis ojos se nublaran y lágrimas bajaran por mis mejillas mientras seguía corriendo, pues no podía creer que regresaría, no podía creer que se me había otorgado una segunda oportunidad.

-"Ya voy mamá, ya voy Jani, por favor... Por favor esperen por mi un poco más."

Después de correr un poco más de una hora, comencé a sentir una presencia delante de mi, que por alguna razón me llamaba y me hacía sentir muy atraído hacia ella. Al voltear hacia todos lados, pude darme cuenta de que la presencia que me llamaba desde adelante, era muy similar a una pequeña presencia que dejé atrás. ¿Pero a quién pertenece está presencia? 

Ahora lo entiendo, debe ser el alebrije que en vida fue un lobo, el dijo que algo lo llevo hacía mi, ¿Podrá ser este sentimiento que hay en mi ahora mismo?

Mientras más corría para acercarme a la puerta, más fuerte se hacía este sentimiento, hasta que de forma repentina desapareció.

Sin importar que esa presencia había desaparecido, seguí corriendo en línea recta, pues no había nada que me hiciera dudar o detenerme, por lo que eventualmente llegué al lugar que los alebrijes habían mencionado. Este era como una especie de templo, pero no estaba construida hacia arriba, más bien estaba construida hacia abajo, debajo de la tierra, eso explicaba por qué razón no podía verlo a la distancia por más que buscaba.

Caminé hasta quedar en la orilla, y comencé a rodear ese lugar hasta que encontré unas escaleras, entonces comencé a bajar un paso por paso a la vez, muy despacio, hasta que finalmente logré llegar hasta abajo.

Una vez hasta abajo, pude notar que no había absolutamente nada, más que un cuadrado gigantesco y tierra en mis pies. Así que al estar confundido y no saber que hacer, solo caminé dando círculos en busca de la puerta que habían mencionado los alebrijes.

Desgraciadamente no pude encontrar la puerta, o alguna pista que me llevará a ella.

Llegó cierto punto donde comencé a desesperarme, pues aquí no había nada, por más que buscaba y por más que caminaba en ese gigantesco cuadro no sucedía nada.

-"¿Me preguntó... Si esté en realidad es el lugar correcto? Este tiene que ser el lugar, no hay dudas, pero ¿Y si estoy equivocado y no me lleva al mundo de los vivos? O peor aún ¿Que tal si me lleva a otro lugar?"

No, eso no tiene sentido, los alebrijes dijeron que solo hay dos puertas, una hacia el Mictlán y la otra hacía el mundo de los vivos, por lo que no debe haber error, este debe ser el lugar correcto.

Sentí tantas dudas y miedos en ese momento, que lo único que pude hacer fue sentarme exactamente dónde estaba parado, y me quedé allí, analizando y reflexionando sobre que debería hacer, hasta que nuevamente, esa presencia volvió a aparecer, y comenzó a llamarme hacia el centro del cuadro.

Me levanté de un salto y corrí hasta llegar exactamente al centro del lugar, donde la tierra se movía, como si algo vivo hubiera allí abajo.

Por un momento sentí miedo, pero si no hacia nada, nunca iba a poder abandonar este lugar, así que usando mis manos comenzé a escarbar justo en el lugar donde el suelo se estaba moviendo.

Escarbe y escarbe sin descanso, hasta que encontré algo solido, está parecía ser una tapa que cubría algo, por lo que seguí escarbando para tratar de remover esa tapa. Al final todo era como me había imaginado, y al quitar esa cosa que parecía estar hechas de cobre, había unas escaleras que bajaban a un lugar que parecía estar en completa oscuridad.

Por un momento sentí miedo y dude en entrar, pero nuevamente esa presencia comenzó a llamarme, pero esta vez con más fuerza.

-"Este no es momento para dudar, debo apresurarme, mi hermana y mi madre me esperan."

Con mucho miedo puse un pie sobre el primer escalón y comenzé a bajar lentamente, guíandome por la luz que entraba desde la parte de arriba, hasta que algo o alguien cerro la entrada desde afuera, dejando allí dentro todo en completa oscuridad.

Respiré muy profundo y seguí caminando, con una mano por delante de mi, asegurándome de no chocar contra pared alguna o algún objeto, y guíandome con la otra mano por una de las paredes en ese lugar, pues no había nada más que escaleras, dos paredes y esa densa oscuridad.

Caminé un poco más, hasta que de forma repentina la pared de la que me estaba guiando se terminó, pero eso no detuvo mi avancé, pues seguí caminando lentamente sin detenerme.

Por un momento, tuve la sensación de que había llegado a una amplia sala, ya que no había nada frente a mi que detuviera mi avancé mientras caminaba, hasta que pude sentir en las puntas de mis dedos algo frío, instantáneamente después de tocarlo, por inercia saque mis manos de eso que parecía ser estar hecho de algún material que desconocía. 

Respiré nuevamente y sin pensarlo entre a esa cosa con mis manos por delante, pudiendo sentir un frío indescriptible, primero por mis manos, después por mis brazos y como último en todo mi cuerpo. 

-"No hay vuelta hacia atrás, debo continuar."

Dije en voz alta.

Por un momento mi mente se desvaneció, como si hubiera caído en un profundo sueño contra mi voluntad, hasta que en cierto punto, una voz dentro de mi cabeza me hizo reaccionar, obligándome a recobrar el conocimiento.

-"Por favor Yao... No mueras, no puedes morir."

Gritaba la voz de una chica, una joven mujer, quien parecía estar en un profundo llanto.

De alguna forma al escuchar su voz, pude tener ese sentimiento que me había llamado una y otra vez, pero ahora era 100 veces más fuerte. Entonces comprendí que ella era quien me había estado llamando todo este tiempo.

Esperen... Está voz la conozco, la he escuchado en mis sueños, es la voz de la loba de color blanco que a estado conmigo cuando me encontraba buscando a mi hermana, y también era la misma loba que estaba con mi hermana buscándome en compañía de la otra mujer de piel blanca.

-"Yao... por favor despierta."

Gritaba la loba una y otra vez.

Poco a poco fui tomando conciencia de lo que sucedía a mi alrededor, después pude sentir como mi cuerpo respiraba con mucha dificultad, y un gran y profundo dolor que se extendía por todo mi cuerpo, pero principalmente en mi estómago. Entonces recordé que allí era donde habían clavado aquella daga.

Trate de abrir mis ojos, pero por alguna razón no pude, entonces recordé que perdí la vista gracias a todos los golpes que recibí en el rostro, pero apesar de eso, seguí intentandolo con todas mis fuerzas, hasta que mi ojo derecho logro abrirse un poco, y pude ver lo que había a mi alrededor gracias a los rayos que caían desde el cielo alumbrando todo.

Lo primero que pude ver, es que me encontraba enmedio del bosque a media noche, donde la lluvia cubría todo, bajando como si fueran pequeñas líneas de agua desde el cielo sin descanso, empapando todo a su paso. 

A solo unos metros de mi, había un enorme hueco en la tierra, y yo... Yo me encontraba tratando de sobrevivir, justo enmedio de la enorme loba, quien estaba completamente cubierta de lodo y desesperadamente estaba tratando de mantenerme con vida, manteniendo mi cuerpo caliente, enredándose alrededor de mi cuerpo.

Ahora comprendo todo, ellos debieron pensar que yo estaba muerto y me enterraron en este lugar, pero la loba logro encontrarme y escarbo hasta sacarme de allí, además de tratar todo este tiempo de mantenerme con vida.

No sé quien te envío, ni porque lo haces, sin embargo... Gracias, muchas gracias por no dejarme morir, gracias por ayudarme a regresar del mundo de los muertos, y gracias por ayudarme a tener una segunda oportunidad.

Lágrimas salían de mis ojos y bajaban por mi rostro mezclándose con la lluvia. El gigantesco dolor en mi cuerpo no se puede describir con palabras, pero aunque es insoportable, no me rendiré, prometo que sobreviviré, encontrare la forma de recuperarme y te salvaré mamá, también a ti Jani, prometo que te encontraré, aunque tenga que buscarte por cada ciudad y pueblo en todo el valle.