La Empresa Roja
En el corazón de Nueva York, entre los rascacielos que definían el horizonte de la ciudad, se encontraba La Empresa Roja, una de las instituciones financieras más prestigiosas y poderosas de los Estados Unidos. Fundada hace más de cincuenta años, el banco había sido sinónimo de estabilidad, confianza y éxito. Bajo la dirección de su joven y dinámico CEO, William Martínez, la empresa había alcanzado nuevas alturas, consolidando su posición en el competitivo mundo de las finanzas.
William Martínez, de 25 años, era un prodigio en el mundo empresarial. Mide 1,95 metros, y su figura musculosa y atlética contrastaba con la seriedad y elegancia de sus trajes a medida. Su cabello negro, siempre perfectamente peinado, enmarcaba un rostro varonil y moreno, con una mandíbula fuerte y ojos oscuros que irradiaban determinación y confianza. William no solo era conocido por su inteligencia y habilidades estratégicas, sino también por su seriedad y enfoque directo. No era un hombre de muchas palabras, pero cada palabra que decía tenía peso y propósito.
En el otro extremo del espectro se encontraba Camilo Herrera, un joven de 18 años que acababa de ser contratado por La Empresa Roja. A diferencia de William, Camilo era de complexión delgada y algo femenina, con una altura de 1,67 metros. Su piel era blanca como la nieve, y su cabello castaño claro caía en suaves ondas alrededor de su rostro angelical. Sus grandes ojos verdes reflejaban una mezcla de inocencia y curiosidad, y su presencia, aunque menos imponente que la de William, tenía una cualidad etérea y cautivadora. Camilo era un chico divertido, amable y extrovertido, siempre dispuesto a hacer una broma y a ayudar a los demás.
La historia de Camilo era una de talento precoz y determinación. Desde muy joven, había demostrado una habilidad excepcional para las matemáticas y las finanzas, sobresaliendo en la escuela y más tarde en la universidad, donde se graduó con honores a una edad temprana. Su trayectoria llamó la atención de los cazatalentos de La Empresa Roja, quienes lo reclutaron a pesar de su juventud, reconociendo en él un potencial que prometía grandes cosas para el futuro del banco.