Después de algunas horas hundiéndose en su miseria y en la suciedad del sitio donde se encontraba, finalmente encontró fuerzas para sentarse derecho y respirar hondo. Si realmente había transmigrado entonces solo le quedaba enfrentar la situación de momento.
Toda la situación solo entristeció de sobremanera al muchacho, no tenía idea de donde se encontraba y ni siquiera estaba en su propio cuerpo, no sabía que había sido de su cuerpo original, ¿habrá muerto? No tenía idea y no había manera de descubrirlo pronto.
Lentamente volvió a adoptar una expresión estoica, lo único que podía hacer ahora era investigar donde estaba y exactamente quién era, claramente no se encontraba en su mundo viendo como tenía características de animales.
"un segundo… ¿características de animales? "
Ovidio se puso rápidamente de pie, por consecuencia se mareo y casi cae contra el sucio suelo, camino hasta la destartalada puerta para encontrar que el extraño que conoció hace unas horas aún estaba deambulando cerca de la entrada.
Bien, solo era un extraño para Ovidio, pues el otro parecía conocer al propietario original de este cuerpo.
El hombre pelirrojo que estaba cargando con unas cajas que se veían pesadas, se movió con una expresión que transmitía su claro mal humor pero tan pronto como vio a Ovidio en la puerta su rostro de iluminó.
—¡Ovidio! ¡Despertaste! Que bien que lo hiciste, necesito ayuda con un pedido del jefe— habló alegremente el otro antes de poner todas esas pesadas cajas sobre Ovidio mientras sonreía, el de cuernos de oveja miro al chico frente a el con un poco de incredulidad en sus oscuros ojos. El hombre pelirrojo sonreía amigablemente pero era evidente que no quería terminar con su tarea asignada y delegó toda la responsabilidad a Ovidio —estoy seguro que me ayudaras ¿cierto, amigo? Tu mismo lo dijiste, entre omegas nos ayudamos— el hombre pelirrojo se carcajeo alegremente al terminar de hablar, sin darle tiempo para responder al muchacho oveja, el hombre de cabello rojo se marchó como si escapara.
Sin saber que hacer con todas esas cajas que hacían doler sus delgados brazos los dejó en sobre el suelo de momento, Ovidio estaba un poco más perdido que antes, no tenía idea de quien era ese hombre o ese tal 'jefe' en la boca del otro. Mirando las cajas frente a él se dio cuenta de que podrían darle una pista de su identidad.
"a todo esto este tipo… ¿dijo "omega"?"
Pensó en silencio mientras abría una de las cajas, tan pronto como la abrió se quedó congelado ante el contenido. Cerro apresuradamente la caja mientras las punta de sus orejas se ponían de un suave tono rosa, suspiro para calmarse e intento racionalizar la situación.
"Omega, ambiente pobre, un jefe que da como tarea llevar esta clase de… cosas"
Bajo los ojos hacia las cajas regalándoles una sombría mirada, no tenía que sumar dos más dos para tener una idea aproximada de su situación. Ovidio llevó sus manos apretando el puente de su nariz cuando siento como lo invadía un fuerte dolor de cabeza gracias al estrés que le causaba su suposición.
"de todas las situaciones posibles ¿tenia que transmigrar en la peor de las circunstancias? "
No tenía idea de donde llevar esas cajas, así que hizo lo más razonable que se le ocurrió en ese momento; tirar las lejos de su casa, de esta manera podría crear una excusa para eludir la responsabilidad impuesta por el otro omega, si preguntan solo se haría el tonto. No era seguro que le crean puesto a que era consciente de lo poco convincente que era la excusa.
Ahora tenía cosas más importantes que pensar, volviendo hacia el interior de su… casa destartalada, teorizó sobre sus circunstancias a través de los pocas pistas obtenidas hasta el momento.
"Omega… si soy omega entonces existe una gran probabilidad de que este mundo este basado en alguna novela, ahora bien, omegaverse y características de animales… ¿Dónde ví algo similar antes? "
Como alguien de buena memoria no le llevó mucha búsqueda en su biblioteca mental encontrar el origen de esta sensación familiar que tenía; Aroma a miel, la novela que estaba leyendo antes de llegar aquí.
"No es sorprendente, ese siempre ha sido el modus operandi en las novelas de transmigración ¿no es así? " gruño con molestia antes de liberar toda su frustración en un largo suspiro, se sentó sobre el suelo frente a la improvisada mesa, si se podía llamar de esta manera.
Miro sus brazos delgados y tocó su cuerpo sintiéndose más irritado por el deplorable estado de este cuerpo ¿Cómo se supone que saldrá de este posó de mierda si no tenía nada a su favor? Su cuerpo podría romperse en cualquier momento, era obvio que no tenía ni un centavo sobre él, por no hablar de la sospechosa situación laboral en la que se encontraba el propietario original.
Por no decir que, si su suposición era cierta, ahora mismo estaba dentro de la novela 'Aroma a miel' que era omegaverse además de interestelar. Ovidio no quería hablar de como ahora era un hombre con la milagrosa habilidad de crear vida. Lo más probable es que el planeta donde se encontraba era el legendario 'basurero'.
La novela, Aroma a miel, era una historia cliché entre un alfa poderoso y posesivo que estaba obsesionado con un omega, el protagonista, que era suave y vulnerable además de que perdonaría todas la fechorías del alfa en nombre del amor, se podría decir que pecó por ingenuo aunque a Ovidio no le desagrado particularmente este tipo de personajes, si era cierto que se sentía frustrado cuando los leía. Aroma a miel esta ambientado en un mundo futurista interestelar donde conviven un sin fin de especies inteligentes bajo el distintos imperios, aunque no estaba seguro en que Imperio se encontraba, cada Imperio gobernaba distintas partes de la galaxia y era común que de vez en cuando existieran conflictos por territorio entre otros.
La novela en si no profundiza para nada en estos temas y se centra el drama sangriento entre los protagonistas así que Ovidio no tenía mucha información, pero al menos sabía lo suficiente para no sentirse perdido en este mundo.
Cuando se dio cuenta de que estaba dentro de un mundo interestelar donde los viajes en el espacio eran normales y la gente peleaba con trajes robóticos llamados 'mechas' en el espacio, se sintió un poco emocionado, hasta que recordó la situación en la que se encontraba.
"Casi se me olvida lo hundido en mierda que estoy"
Olvídate de viajes espaciales y mecha, Ovidio tendría suerte si sobrevive hasta mañana dado a que por lo visto no tenía nada para comer esta noche y lo más probable era que pasará hambre. Tampoco quería pensar en la probabilidad de que las personas que trabajaban con él lo vinieran a buscar, si lo que teorizó era correcto, el trabajo del propietario original implicaba hacer cosas que Ovidio, quién a pesar de no haber tenido la mejor vida antes, no estaba dispuesto a experimentar en absoluto.
No se perdió como había oscurecido en el exterior, había pasado todo su día dentro de esta supuesta casa que se caía a pedazos. Con una mirada sería el muchacho de cabello negro salió al exterior el cual estaba mucho más iluminado, gracias a las estrellas, que el interior de su casa.
No sabía si era por tener características de animales pero tenía mucha mejor vista en medio de la oscuridad comparado a su vida anterior. Camino descalzo por las calles que ni siquiera podría llamarse de esa manera dado a como se encontraban.
Pensó qué sería doloroso caminar sobre una calle como esta estando descalzo pero no fue así, probablemente porque el propietario original estaba acostumbrado a moverse descalzo por estas calles. Y en consecuencia la piel de sus pies debe ser más resistente.
"Bien, al menos no todo es malo"
Observo su entorno y agitó sus orejas para prestar atención, que solo ahora noto que tenía un par de orejas peludas similares a la de una oveja donde debería estar sus orejas humanas. Escucho varias cosas entre ellas gemidos y gruñidos, algunos de dolor y otros… bien, no quería saber. Haciendo honor a su famoso título de "planeta basurero" no sólo las personas que habitan en el son basura y se encuentran en deplorables condiciones, sus calles estaban sucias y cargadas de distintos tipos de residuos.
Llegando a un 'vecindario' más colorido, si se puede decir de esta manera ya que el 'color' venía de los decorados de basura, Ovidio vio al chico pelirrojo que se le había acercado antes viniendo hacia el con una malhumorada expresión.
—¡Ovi! ¿Qué se supone que haces aquí a esta hora? ¡Tienes clientes que atender!— el omega pelirrojo agarro a Ovidio del brazo con fuerza, escuchar las palabras del chico término por confirmar la teoría de Ovidio sobre el trabajo del propietario original.
Intento escapar del agarre del pelirrojo, el cual se llama Olivero, no fue muy difícil debido a que el omega pelirrojo estaba tan desnutrido como él. Por supuesto que no perdió el tiempo y tan pronto como pudo escapar salió corriendo, no tenía una dirección clara pero estaba seguro que no podría regresar a su destartalado hogar, al menos no ahora, porque era seguro que lo encontrarían.
Escucho los gritos de Olivero seguido de muchos pasos, el cuerpo en el que estaba atrapado Ovidio no estaba en su mejor momento y apenas podía encontrar energía para moverse pero ante el riesgo de hundirse aún más en esta miserable situación no podría hacer otra cosa que no sea correr.
Corrió con todas sus fuerza en medio de la oscuridad dependiendo de la luz de las estrellas para no perderse, no tenía que mirar hacia atrás para saber que aún lo estaban persiguiendo mientras gritaban cosas que, en medio de la adrenalina, Ovidio no supo entender.
Sentía que le costaba respirar y el aire que entraba en su cuerpo al respirar le daba la impresión de que estaba desgarrando su garganta para abrirse paso hasta sus pulmones. En su vida anterior no acostumbraba a correr y en esta su cuerpo ni siquiera podría seguirle el pasó. Miro hacia el cielo pensando que debería de rendirse, que no importa cuanto corra de todas formas no podría salir de este posó de mierda en el que se hundió contra su voluntad.
Fue entonces que lo vio, rápido y brillante iluminando el cielo nocturno, era similar a una estrella fugaz estrellándose contra el impuro suelo de este planeta. Eso fue suficiente para Ovidio, recobrando su determinación hizo lo posible para poner toda su fuerza en sus piernas y se encaminó donde la estrella cayó, ahora tenía un lugar hacia donde correr. Estaba tan concentrado que no percibió que ya nadie lo perseguía.