Stephan llegó a la ciudad de Łódź después de unas horas de viaje. Con paso firme y determinado, se dirigió directamente a la casa para ver a su esposa, Helena. El ruido constante de la ciudad envolvía sus sentidos mientras avanzaba por las transitadas calles de Łódź.
La imponente figura de Stephan se destacaba entre la multitud, su uniforme militar y su mirada decidida llamaban la atención de quienes lo veían pasar. Los transeúntes lo observaban con respeto y reverencia, reconociendo en él a un hombre de autoridad y poder.
Al llegar a la casa, Helena salió al encuentro de Stephan con una expresión de alegría contenida. Sus ojos reflejaban la preocupación por la situación en el frente oriental, pero también el amor y el alivio de ver a su esposo sano y salvo.
Stephan, ¡gracias a los dioses que estás de vuelta! -exclama Helena, acercándose a él con gesto preocupado-. Ha pasado algo terrible en el pueblo. Alexander ha desaparecido.
Stephan frunce el ceño, sorprendido por la noticia. Se quita el abrigo con gesto mecánico, procesando la información con rapidez.
¿Qué ha ocurrido exactamente? -pregunta, su voz grave y autoritaria resonando en la habitación.
Helena le relata los eventos de la noche, describiendo la tensión que se ha apoderado del pueblo y la incertidumbre que se cierne sobre la familia.
Tomasz ya ha salido en su búsqueda -agrega Helena, buscando el consuelo en la presencia de su esposo-. Me alegra verte vivo y a salvo.
Stephan asiente con seriedad, comprendiendo la gravedad de la situación. Su mandíbula se tensa, reflejando la determinación que arde en su interior.
No te preocupes, Helena. Encontraremos a Alexander y traeremos de vuelta a nuestro hijo sano y salvo -declara con voz firme, transmitiendo una promesa silenciosa a su esposa.
Helena le mira con gratitud y esperanza en sus ojos, encontrando consuelo en las palabras reconfortantes de Stephan. Con una determinación de acero en su mirada, partió hacia la estación de policía. Aunque su corazón pesaba con la angustia de un padre, su espíritu de soldado lo mantenía firme. Tomasz, su hijo mayor, trabajaba allí y era su mejor esperanza para encontrar pistas sobre el paradero de Alexander.
Las calles de Łódź parecían más oscuras que nunca. Los rumores sobre los macabros hallazgos y desapariciones recientes habían lanzado una sombra sobre la ciudad. Stephan apretó el puño al pensar en la maldad que se escondía en las sombras, sentía rabia coraje y algo de temor por su hijo.
Al llegar a la estación de policía, se encontró con un hervidero de actividad. Los oficiales se movían con una urgencia silenciosa, sus rostros marcados por la tensión y el cansancio. Stephan reconoció a algunos como compañeros de Tomasz y se acercó a ellos.
Los hombres levantaron la vista al verlo llegar. El respeto en sus miradas era evidente. Stephan Nowak no era solo el padre de uno de ellos, sino también un general que luchaba valientemente en el frente oriental.
¿Qué saben sobre mi hijo Alexander? - preguntó Stephan, manteniendo su voz firme y autoritaria.
Los oficiales intercambiaron miradas incómodas. Había una tensión palpable en el aire.
Hemos estado buscando toda la noche, señor - respondió uno de ellos, un hombre corpulento con barba canosa-. Pero hasta ahora no hemos encontrado nada.
La respuesta cayó como un golpe en el estómago de Stephan. No había nada peor que la incertidumbre, la impotencia de no saber qué le había sucedido a su hijo.
Stephan asintió con gratitud. Sabía que podía confiar en esos hombres. Eran compañeros de Tomasz y compartían el mismo espíritu de lealtad y determinación.
Un oficial se adelantó, un hombre de mediana edad con el cabello entrecano y una mirada aguda. Con una reverencia respetuosa hacia Stephan, comenzó a hablar.
Señor, hemos hablado con alguien servidumbre de la casa de los Kowalski. Según sus testimonios, han notado una actividad inusual en la mansión desde hace unos días - explicó el oficial.
¿Inusual cómo? - preguntó Stephan, frunciendo el ceño.
Han observado la llegada de visitantes a horas extrañas y escuchado ruidos provenientes de habitaciones en plena noche. Además, mencionaron haber visto a un joven que coincide con la descripción de Alexander - añadió el oficial.
Informaron a Stephan que el Dr. Von Braun y el Capitán Richter se alojaban en la residencia de los Kowalski desde hacía un par de semanas, quienes les habían cedido la vivienda tras la batalla de Łódź. Los chismes acerca de la estancia de estas destacadas personalidades en la mansión añadían un halo de intriga y anticipación a la situación.
¿Y qué más saben sobre estos visitantes? - indagó Stephan, su voz llena de autoridad.
Según la servidumbre, los visitantes parecen ser militares. Algunos llevan uniformes que no reconocen y hablan en un idioma extranjero - dijo con cierta cautela.
Esa información encendió una luz de alarma en la mente de Stephan. ¿Militares y Richter? Eso solo podía significar problemas.
Gracias por su informe, oficial - dijo Stephan con seriedad -. Asegúrese de que se intensifiquen las investigaciones sobre los asesinatos y esos visitantes misteriosos.
Sí, señor. Haremos todo lo posible para encontrar a Alexander - prometió.
Stephan observó al oficial alejarse, su mente en un torbellino de pensamientos. No había tiempo que perder. Tenía que llegar al fondo de esta intriga y encontrar a su hijo. Cualquiera que se interpusiera en su camino tendría que enfrentarse a la ira de un padre y la determinación de un general.
El comentario del compañero de Tomasz tomó a Stephan por sorpresa. La casa de los Kowalski no era un lugar al que un Nowak fuera a menudo, menos aún en circunstancias tan misteriosas.
¿A casa de los Kowalski? - Stephan frunció el ceño, pensativo. Conocía a la familia Kowalski solo de nombre y reputación. Eran una de las familias más ricas y poderosas de Łódź, con conexiones directas con el emperador.
El oficial asintió con una expresión seria.
La preocupación se adueñó del rostro de Stephan. ¿Qué podía haber llevado a Alexander a la casa de los Kowalski? ¿Y qué peligros podría encontrar allí?
¿Tomasz ha ido solo? - preguntó, temiendo la respuesta.
No, señor - respondió el oficial. - Lo acompaño Mateusz y Sophia la amiga de Alexander
Stephan salió de la estación de policía con una determinación renovada. A pesar del frío que calaba hasta los huesos y la incertidumbre que lo atormentaba, sabía que tenía que hacer todo lo posible para encontrar a Alexander.
En la habitación, el lujo se mezclaba con la oscuridad. El aire se cargaba de tensión mientras Sophia y Alexander se preparaban para escapar de la opresiva mansión de Janusz Kowalski.Las paredes estaban cubiertas de tapices de seda de colores vibrantes, con bordados de oro y plata que brillaban en la luz de las velas. Los muebles eran de madera preciosa, tallados con detalles intrincados y recubiertos de tela de seda. Un gran lecho con una canopia de encaje dorado dominaba el centro de la habitación, mientras que un armario de madera oscura y un escritorio de mármol negro estaban colocados en los extremos de la habitación.
El aire estaba lleno de fragancias exóticas, como la del sándalo y el jazmín, que se mezclaban con el olor a polvo antiguo que se desprendía de los libros y objetos antiguos que adornaban las estanterías y los manteles. Una chimenea de mármol negro se encontraba en un extremo de la habitación, mientras que una gran ventana con cristales de colores brillantes permitía ver la noche exterior.
Alexander se acercó a Sophia con una expresión sombría en el rostro, sus palabras cargadas de gravedad. "Sophia, estamos en peligro. Necesitamos escapar de aquí lo antes posible."
"Sophia, necesito que sepas algo", comenzó Alexander, su voz apenas un susurro en la oscuridad. "Kamil... está muerto."
Un escalofrío recorrió la espalda de Sophia al escuchar esas palabras. La noticia de su muerte golpeó con fuerza.
"¿Cómo... cómo pasó?", preguntó Sophia con voz entrecortada, con miedo y confusion.
Alexander inhaló profundamente antes de continuar, sus palabras saliendo con dificultad. "Fue... fue asesinado.
"El Dr. Von Braun me dijo que la muerte de Kamil fue una forma de advertirle de que no debería seguir jugando al engañó, parece que también se iba a ir de la ciudad por la mañana", explicó Alexander, "pero ahora me siento más aterrorizado que nunca."
Sophia miró a Alexander con una expresión compuesta de preocupación y comprensión. Ella también estaba al tanto de las misteriosas conexiones entre el Dr. Von Braun y los eventos recientes, y sintió el peso de la responsabilidad que iba a tomar.
Mientras tanto, el Dr. Von Braun se encontraba en la sala de lectura , buscando alguna pista en los artefactos que había recibido de Kamil. Sus ojos se fijaron en el pergamino antiguo, sosteniendo una nota con escritura desconocida que se le había enviado junto con el abanico mágico.
"Ahora, solo queda descubrir la conexión entre el Urheimat y la Logia de las Sombras", murmuró el Dr. Von Braun, "y entonces podremos desenterrar los secretos de Lodz
Mientras tanto, en el aposento, Alexander desgranó los nombres que figuraban en la lista que, en un ardid pícaro, habían sustraído de las manos de Kamil, provocando que Sophia frunciera el ceño en un gesto de desconcierto. Desde que habían descubierto el enigmático pergamino, este había sido objeto de conjeturas y dudas, un misterio que se resistía a ser descifrado. Ahora, con la noticia del fallecimiento de Kamil vinculada a él, la sensación de desasosiego se agudizaba, como una sombra que se cernía sobre ellos, oscureciendo aún más el enigma que tenían ante sí.
"La lista... es extraña, Sophia", continuó Alexander, su voz temblorosa por la emoción reprimida. "Hay algo en ella, algo relacionado con tu familia. No sé qué significa, pero sé que es importante."
Sophia asintió con solemnidad, sintiendo el peso de la responsabilidad descansando sobre sus hombros. Había algo oscuro y perturbador en la lista de nombres, algo que estaba conectado de alguna manera con su pasado y su herencia familiar. Ahora, más que nunca, necesitaban descubrir la verdad detrás de ese enigma antes de que fuera demasiado tarde.
Mientras Sophia y Alexander se preparaban para escapar, Tomasz observaba desde las sombras, vigilante y alerta. De repente, un ruido sutil lo alertó y su instinto policial se activó de inmediato. Percibió movimiento cerca de la salida, y en un instante, comprendió la situación: estaban a punto de ser interceptados.
Mientras observaba desde las sombras, Tomasz divisó la figura imponente del Capitán Richter acercándose rápidamente. Un destello de determinación brilló en sus ojos mientras su mente trabajaba a toda velocidad, ideando un plan para distraer al Capitán y dar a Sophia y Alexander la oportunidad de escapar.
Con movimientos rápidos y precisos, Tomasz se adelantó unos pasos, posicionándose estratégicamente en el camino de Richter. Al verlo, Richter frenó en seco, su expresión tensándose con una mezcla de sorpresa y precaución.
"¿Qué haces aquí, oficial?", inquirió Richter con voz de mando, su vista examinando al joven con desconfianza.
"No tienes mucho tiempo para explicarlo", ordenó Richter, su voz resonando con autoridad militar. "Sabes que no puedes interferir en una operación de esta envergadura ni acercarte a este lugar sin autorización. ¿Qué estás haciendo aquí?"
Tomasz mantuvo la compostura, manteniendo su voz firme y tranquila. "Capitán, he estado investigando algunos asuntos por mi cuenta. Creo que he descubierto algo que podría ser relevante para el tema de los asesinatos en la ciudad."
Las palabras de Tomasz captaron la atención de Richter, quien frunció el ceño con curiosidad. "¿Qué es lo que has descubierto? ¿Dime lo que sabes?"
"Tengo pruebas que sugieren que alguien dentro de esta casa podría estar involucrado en los recientes crímenes en Łódź", reveló Tomasz, eligiendo sus palabras con cuidado para mantener la atención de Richter. "Hemos capturado a una persona de servidumbre que dice haber escuchado algo."
Richter reflexionó sobre lo dicho por Tomasz un instante, su rostro reflejando duda mientras ponderaba la circunstancia. Al cabo, concedió con un gesto, si bien su semblante traslucía escepticismo. "Está bien, oficial. No obstante, hágase cargo de comunicarme cualquier descubrimiento importante con prontitud."
"Tendré cuidado, Capitán", respondió Tomasz con un asentimiento de cabeza, ocultando su alivio tras una máscara de profesionalismo. "Gracias por su comprensión."
Con eso, Richter se alejó dándole un respiro a Tomasz, quien pudo tomar aliento con mayor tranquilidad. Era consciente de que había obtenido un pequeño respiro, pero no estaba exento de la presión que significaba saber que el tiempo seguía transcurriendo inexorablemente y que el peligro continuaba latente en cada esquina. Ante tal desesperación, Tomasz decidió tomar el reloj de su abrigo y colocárselo en la muñeca, de esta forma podría estar calculando el tiempo de manera más eficiente y precisa, sin descuidar los detalles en medio de la tensión en la que se encontraba sumido.
Ahora, más que nunca, necesitaba actuar con rapidez y determinación para proteger a Sophia y Alexander y llevar a cabo su plan de escape.
Alexander y Sophia avanzaban sigilosamente por la casa, guiados por la luz tenue de la luna que se filtraba por las ventanas. Seguían el plan de escape que habían trazado meticulosamente, conscientes de que cualquier error podía ser fatal. La noche, oscura y silenciosa, se convertía en su aliada, brindándoles la cobertura necesaria para moverse sin ser detectados. Alexander, siempre atento y decidido, tomó la delantera y guió a Sophia a través de la cocina. Allí se encontraba la puerta trasera, el mismo punto de entrada que había utilizado para entrar la joven. La tensión era palpable, pero ambos mantenían la calma, sabedores de que la libertad y la seguridad estaban cada vez más cerca.
La puerta estaba a un lado de una estantería llena de vasijas y utensilios de cocina. Alexander se acercó a ella con precaución, sosteniendo un cuchillo en su mano derecha. Sophia se mantenía a su lado, lista para cualquier eventualidad.
Ella se apresuró a desbloquear la puerta y abrirla con un movimiento suave. La luz de la luna se filtraba por la ventana, iluminando el pasillo.
El aire fresco y frío entró por la puerta, y Alexander y Sophia se adelantaron, cerrando la puerta detrás de ellos. El silencio se reafirmó, y la pareja se encontraba en el jardín de atrás, en la oscuridad..
Sophia experimentaba una mezcla de nerviosismo y emoción. Estaban en plena fuga, eludiendo a aquellos que los acosaban. La situación era arriesgada, pero también suscitaba una intrigante emoción en ella.
A medida que avanzaban, Alexander se detuvo repentinamente, sosteniendo un signo para que Sophia se detuviera también. Ambos se escondieron detrás de una pared, observando con cautela el entorno.
Un grupo de hombres se acercaba rápidamente, portando armas y hablando entre sí en voz baja. Alexander y Sophia se escondieron en la sombra, esperando que pasaran.
Sophia orientaba a Alexander sobre la ruta a seguir y dónde se encontraba Tomasz, aguardando su llegada para partir.
Sin dudarlo, Tomasz se abalanzó hacia adelante, interceptando a Sophia y Alexander justo cuando se disponían a salir de la casa. "¡Esperen!", exclamó en un susurro urgente, su voz apenas un murmullo en la oscuridad.
Sophia y Alexander se detuvieron abruptamente, sorprendidos por la repentina interrupción. Miraron a Tomasz con expresiones de confusión y preocupación, preguntándose qué estaba sucediendo.
"Creo que nos han descubierto", dijo Tomasz en voz baja, su mirada escudriñando el pasillo en busca de cualquier señal de peligro. "Debemos salir de aquí, pero con cuidado. Si nos atrapan ahora, no sabemos qué nos espera."
Sin darles tiempo para responder, una puerta se abrió repentinamente y un grupo de hombres armados los rodeó, bajo el mando del imponente Capitán Richter. Con voz autoritaria, Richter ordenó: "¡Deténganse ahí!", apuntando su arma hacia el grupo.
Sophia y Alexander intercambiaron miradas nerviosas, conscientes de que estaban en una situación precaria. Sin embargo, antes de que pudieran hacer algo, Tomasz intervino, manteniéndose firme frente a ellos.
"¿Qué está pasando aquí, Capitán?", preguntó Tomasz con calma, tratando de ganar tiempo mientras evaluaba sus opciones. "¿Por qué nos detienen?"
Richter lo fulminó con una mirada gélida antes de contestar con tono severo: "Joven Tomasz, yo estoy al tanto de todos los asuntos de este pueblo, no iba a caer en su engaño. El Doctor Von Braun estará encantado de conocer sus descubrimientos. Ahora, síganme."
Tomasz intercambió un breve y silencioso intercambio de miradas con Sophia y Alexander, sabiendo que no tenían otra opción que obedecer. Con una expresión de resignación en su rostro, Tomasz se puso en marcha, llevando a Sophia y Alexander con él.
El camino hacia el estudio del Doctor Von Braun era largo y angustioso. Los pasillos de la casa estaban iluminados solo por la luz de las velas, y el aire estaba pesado y opresivo. Los tres caminaban en silencio, cada uno de ellos con una sensación de miedo y desesperación.
Cuando finalmente llegaron a la habitación del Doctor Von Braun, se encontraron con una habitación llena de misterio y poder. El Doctor se encontraba sentado en un gran sillón, con una mesa de escritorio a su lado, llena de libros y documentos. Su mirada era fría y calculadora, y su voz resonaba con autoridad.
"Bien, acérquense", instó el Doctor Von Braun, alzándose con una elegancia serpenteante de su gran sillón y avanzando hacia ellos con pasos lentos y medidos. "Estoy ansioso por escuchar sus palabras", añadió, su voz resonando con una autoridad que llenó cada rincón de la habitación. La mirada fría y calculadora que dirigió a cada uno de ellos hizo que sintieran un escalofrío recorriéndoles la espalda.
Mientras tanto, Sophia Kowalska, que había servido con torpeza una copa de vino al Doctor, recibió una mirada severa y una lección inesperada. "Debe aprender a servir una copa de vino adecuadamente, señorita", dijo Von Braun, manteniendo su tono serio y sosteniendo la copa exactamente como se la había entregado Sophia. Su rostro no mostraba ninguna emoción, pero sus palabras eran como un látigo en el aire, dejando claro que no toleraría la incompetencia.
Sophia y Alexander se acercaron cautelosamente, manteniendo sus manos en su bolsillo y sus miradas fijadas en el suelo. Tomasz, por otro lado, mantuvo su composición, manteniendo su voz firme y tranquila.
"Doctor Von Braun, he investigado los asesinatos en Łódź y he descubierto algo que podría ser relevante para su investigación", dijo Tomasz, eligiendo sus palabras con cuidado para mantener la atención del Doctor. "Hay pruebas que sugieren que alguien dentro de esta casa podría estar involucrado en los crímenes."
El Doctor examinó a Tomasz con una mirada penetrante, buscando cualquier signo de mentira o duda. "Y quién es este alguien, oficial? ¿Cómo lo sabes?"
"No puedo revelar sus identidad ahora, Doctor", respondió Tomasz, manteniendo su calma. "Pero tengo pruebas sólidas que lo apoyan. Y creo que usted mismo puede descubrirlos si se pone a investigar con la misma intensidad que yo."
Con eso, el Doctor se retiró a su sillón, dejando a Sophia, Alexander y Tomasz solos en la habitación. Los tres se despidieron con una expresión de relieve y agradecimiento, sabiendo que habían logrado ganar tiempo para continuar con su plan de escape.
Alexander y Tomasz se sintieron incomodos en la oscura y angustiosa habitación del Dr. Von Braun. Al parecer no estaban siendo interrogados, y eso les hacía sentir extraños. Lo que pasaba era que el Doctor sabía que Tomasz era el que estaba investigando los asesinatos, por lo que consideraba que podían ser útiles para él.
El Doctor se acercó a ellos con una sonrisa en su rostro, pero su mirada era fría y calculadora. "Bueno, me parece que estamos en una situación interesante. Se dice que el conocimiento es poder, y ustedes tienen información que podría ser muy útil para mí."
Tomasz y Alexander intercambiaron miradas nerviosas, sabiendo que no podían confiar en el Doctor. Sin embargo, no tenían otra opción que obedecer.
"¿Qué quieres saber, Doctor Von Braun?", preguntó Tomasz con cautela, tratando de ganar tiempo mientras evaluaba sus opciones.
El Doctor se acercó a ellos, manteniendo una distancia cómoda. "Me gustaría saber más sobre los asesinatos en Łódź. Quiero conocer los detalles de vuestra investigación y los sospechosos que han surgido. Quiero saber todo."
Alexander y Tomasz intercambiaron miradas de desesperación, sabiendo que revelar información podría poner en peligro su plan de escape. Sin embargo, no tenían otra opción que obedecer.
"Bueno, Doctor", dijo Tomasz, tratando de mantener la calma. "Hemos descubierto que hay un patrón en los asesinatos, y creemos que puede estar relacionado con el logro de un objetivo específico. "
El Doctor permaneció mudo por un instante, reflexionando sobre la declaración de Tomasz. Al final, hizo un gesto afirmativo. "Está bien, agente. Prosigue con tu relato, si no posees evidencias convincentes, tú y tus compañeros estarán en apuros..."
El Dr. Von Braun se quedó en su sillón, pensando en las palabras de Tomasz. Había algo en sus ojos que lo intrigaba, algo que le hacía sospechar que podrían tener más información de lo que estaban admitiendo. Y eso podría ser muy peligroso para él y su organización. Pero por ahora, tendría que esperar y ver cómo se desarrollaba la situación.
Tomasz se sentó en el sofá opuesto al Dr. Von Braun, con una expresión pensativa en su rostro. Alexander se unió a él, esperando ansiosamente por lo que iba a decir.
"Dr. Von Braun, he examinado los homicidios y he descubierto un detalle fascinante", expresó Tomasz, utilizando un tono suave y misterioso. "Cada uno de los delitos parece ser un reflejo de las dinámicas éticas y espirituales de Łódź.
El Dr. Von Braun se levantó de su sillón, mirando a Tomasz con una expresión de sorpresa y curiosidad. "¿Cómo es posible que usted haya llegado a esa conclusión?", preguntó, acercándose a ellos.
Tomasz se detuvo en su explicación, mirando a Alexander con una expresión de asombro. "Tengo una muestra de las disposiciones de los asesinatos".
Tomasz y Alexander intercambiaron miradas de desesperación, sabiendo que revelar información podría poner en peligro su plan de escape. Sin embargo, no tenían otra opción que obedecer.
en su explicación, mirando a Alexander con una expresión de asombro. "Tengo una muestra de las disposiciones de los asesinatos".
"Si lo quieren, lo entregaremos", dijo Alexander, tomando la muestra de Tomasz y avanzando hacia el Dr. Von Braun. "Pero esto es lo único que tenemos. Ahora, déjennos ir."
El doctor Von Braun contempló a Alexander con una mirada compuesta de deseo y desdén. "Bien, muchacho. Entrega lo que tienes y saldrás con vida.
Tomasz tomo el cuaderno de dibujos que llevaba escondido en su bolsillo y lo abrió con cuidado. Alexander lo miraba con interés, sabiendo que esto podría ser la clave para salir vivos de esta situación peligrosa.
El cuaderno estaba lleno de dibujos detallados de los asesinatos en Łódź, cada uno con una descripción detallada de la escena del crimen y los detalles que parecían estar relacionados con el patrón que Tomasz había descubierto. El Dr. Von Braun se acercó a ellos, mirando con curiosidad los dibujos.
"¡Increíble!", exclamó el Dr. Von Braun, mirando los dibujos con asombro. "Estos dibujos parecen revelar una conexión entre los asesinatos que no he podido descubrir hasta ahora. ¿Cómo lo hiciste, agente?"
"Las líneas y los patrones en los dibujos me parecieron extrañas, y al analizarlos más detenidamente, descubrí que estaban relacionados con las creencias y tradiciones locales de Łódź. Cada uno de los asesinatos parece ser una representación de un mito o una creencia local."
El Dr. Von Braun se quedó en silencio, absorbiendo la información. "Este descubrimiento puede ser muy importante", dijo finalmente. "Si pudiera comprender la conexión entre estos mitos y las muertes, podría tener una herramienta poderosa para controlar a los habitantes de Łódź."
"Doctor Von Braun, existe otro detalle que debe tener en cuenta", mencionó Tomasz, su voz tenue y ansiosa. "Estos bocetos no son meramente representaciones de los asesinatos, también son un aviso. Si observa con cuidado, cada uno posee distintas figuras", estos crímenes no pueden ser obra de un solo individuo.
El Dr. Von Braun se detuvo en su actitud, mirando a Tomasz con una expresión de asombro y temor. "¿Qué está diciendo, agente?
Sophia se sentía atrapada en un mundo de misterio y peligro. El miedo la tenía algo aterrorizada, pero al mismo tiempo, le parecía sumamente intrigante lo que estaban comentando y sucediendo. Ella miraba a Alexander con una expresión de asombro y preocupación.